Page 313 - Luna de Plutón
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bata blanca de laboratorio, en una sala circular, que parecía ser una sola computadora.
Degauss estaba de brazos cruzados, en el pasillo, viéndolo con paciencia.
—¿Qué sucede aquí? ¿Por qué tanto alboroto?
—Pues porque debe usted ver esto, señor Degauss —contestó el enorme y gordo
científico, alzando los brazos—. Esta civilización de Osiris alcanzó logros fantásticos,
y como investigador, no puedo sino sentirme emocionado. ¡Venga! ¡Pase! Ya verá por
qué lo hemos mandado a llamar… Tal vez usted pueda orientarnos en este tema.
Otro científico elfo veía fascinado el monitor negro y alargado; cada vez que
posaba sus dedos, los datos que él quería que aparecieran sobre el Pegaso se
materializaban en su idioma. Degauss se colocó al lado del ogro, al que apenas le
llegaba por la cintura.
—Dígame, ¿a qué distancia cree usted que estamos de la nave espacial
Tungstenio?
—A millas. La hemos dejado fuera de la ciudad.
—Pues se equivoca; esa es la impresión que usted tiene.
—Es la impresión que mis piernas me han dado.
—Todo aquí es relativo. La razón por la que en un principio todo en esta torre nos
parecía absurdo, aun a nosotros, que somos seres enormes en comparación a la
mayoría de las especies del Sistema Solar, es que las distancias entre una cosa y otra
son demasiado grandes. Pues resulta que no, no era absurdo, ¡es en verdad muy
lógico! Todo este sitio no está hecho a la medida de las personas que lo recorren todo
a pie, o incluso con vehículo. Vea usted…
El ogro extendió un brazo para tocar el monitor alargado y negro de la
computadora y, tal como si su dedo se hubiese posado sobre una superficie de agua
calma, se produjo una onda circular. Hecho esto, una flecha dorada se iluminó en una
compuerta metálica al final de la sala, como si del otro lado hubiese fuego.
El ogro caminó hasta dicha puerta, cerró su mano alrededor de la manilla, la abrió
y, a continuación, apareció del otro lado un lugar blanco, lleno de ogros con trajes
grises y batas blancas.
—¿Es acaso ese un laboratorio?
—Sí, señor Degauss, es un laboratorio. Pero no de esta nave, sino de la
Tungstenio.
El gran elfo oscuro, incrédulo, caminó a través de la puerta y vio alrededor. En
efecto, los monitores de aquella sala mostraban imágenes holográficas con la forma
del plato de la nave de los ogros.
—¿Ha abierto una puerta directa a su nave?