Page 317 - Luna de Plutón
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—Estos  controles  permiten  a  cada  tripulante  maniobrar  la  nave  diez  veces  más

  rápido… ¡Diez veces, Shah! ¡Porque se le puede dar órdenes directas, que vienen de
  nuestro cerebro, con tan solo tocarlas!

       —Lo difícil es acostumbrarse —repuso el copiloto viendo de cerca los controles

  —. Es complicado hacerse a la idea de que la nave responde a tus pensamientos.

       —Y  aun  con  esta  tecnología  —reflexionó  Panék—  necesita  de  una  gran
  tripulación para maniobrar bien.

       Panék caminó hasta una plataforma circular. Se desintegró frente a los ojos y fue

  teletransportado a un nivel inferior, precedente a la cabeza de la nave. De ahí, siguió

  su camino fuera del Pegaso, donde ogros y elfos, en filas militares, lo esperaban.
       Panék  bajó  varios  escalones,  se  detuvo  y,  desde  ahí,  observó,  de  izquierda  a

  derecha, a los soldados elfos, quietos, con expresiones estoicas, viéndolo fijamente.

  Los ogros eran enormes en comparación; sus armaduras parecían relucir bajo las luces
  del  Pegaso,  estos  también  lo  veían  con  atención.  Respiró  profundo,  y  habló  lo

  suficientemente alto como para que su voz cubriera el domo:

       —Como  ustedes  saben,  Elara,  el  hogar  de  la  Hermandad  Federal  de  Planetas
  Unidos, ha sido destruida.

       Hubo un ligero, incómodo, murmullo entre el gentío.

       —Los elfos siempre hemos creído que la calma es la mejor solución a todos los

  problemas. Ha sido siempre nuestra filosofía, ha sido el norte que dirige nuestra raza,
  siempre, a través de nuestra historia, hemos evitado las confrontaciones directas. Hoy,

  sin embargo, los elfos debemos aprender no solo del regalo que nos dio Amén, que

  nos devolvió en parte las esperanzas, sino también de los ogros, que están hombro a

  hombro con nosotros aquí y ahora. Debemos aprender un poco del valor guerrero de
  ellos,  porque  lo  requerimos,  porque  lo  necesitamos,  porque  esta  pelea  no  es  como

  ninguna otra que hayamos librado antes.

       Guardó silencio por varios segundos, antes de proseguir:
       —Vamos a usar a La Anubis para destruir a la Parca Imperial.

       La tormenta de vítores, gritos y puños al aire que vino a continuación llenó por

  completo  el  lugar.  Los  ogros  levantaban  su  puño  izquierdo  al  aire,  arrojando  un

  poderoso grito de guerra.
       Panék los vio aclamar a todos, manteniendo sus puños cerrados y sus hombros en

  alto.

       —Por  ello…  —continuó,  lentamente—.  Hemos  seleccionado  ya  a  la  tripulación

  que abordará al Pegaso, esta está compuesta por ogros y elfos, cada uno fue el mejor
  de su nave en su especialidad. Trabajarán juntos, mientras que el resto abordará La
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