Page 319 - Luna de Plutón
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pelea?
—¿Miedo, yo? Por supuesto que no. Contigo y con Claudia a mi lado, ¿quién
puede tener miedo?
Hathor dejó escapar unas risitas, a la vez que Claudia veía a su padre desaparecer
por medio de la compuerta, saludándola con el brazo.
—Además —repuso Knaach—, creo que si fuera a morir hoy, lo haría feliz.
Los elfos y los ogros que estaban sentados en la cabina del Pegaso se levantaron
de sus sillas cuando vieron aparecer a Panék. Rockengard estaba de pie, con una
imponente armadura roja, que tenía espigas y espinas enormes en las hombreras, y
que le daba al anciano ogro la apariencia de un guerrero legendario.
Las sillas holográficas se adaptaban al tamaño de los ogros con facilidad; todos
operaban instintivamente sus computadoras, probando por enésima vez la efectividad
de la misma, la rapidez con que esta accedía a sus órdenes mentales con solo rozar con
los dedos aquellos paneles y aquellas pantallas.
—Shah, ¡alerta roja!
—¿Qué pasa?
—¡La Parca Imperial está aquí!
La pantalla principal de la nave reflejó al monstruo negro apareciendo en medio
de un hoyo espacial.
—Han abierto un agujero de gusano —observó Rockengard—. Puede que hayan
rastreado las partículas que quedaron de La Anubis y la Tungstenio luego de la lluvia
láser cuando vieron que no estábamos en Elara, que era donde pensaron que
correríamos.
—Prepárense para el despegue —ordenó Panék—. Entramos en combate.