Page 312 - Luna de Plutón
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hay tras los de La Anubis y cualquier otra nave. El Pegaso responde a los estímulos de
sus tripulantes, tal como el resto de toda la torre. Sin embargo, sigue habiendo
misterios.
Hubo un murmullo general.
—Si nos vamos a quedar aquí sin decir nada útil, entonces es mejor que demos
por terminada la reunión —suspiró Panék—. Quiero que nos repartamos todos por la
nave y averigüemos todo cuanto podamos sobre ella.
Todos se levantaron de sus sillas, en silencio.
Hathor estaba de pie frente a DIO, que giraba lenta, monótonamente, cuando
sintió los dedos de Panék sobre su hombro.
—¿Cómo te sientes? —le preguntó, con suavidad.
—Bien…
Knaach y Claudia estaban al pie de la puerta de la sala de reuniones, viendo los
largos pasillos de luz azul oscura que se alargaban frente a ellos y que llevaban a
recovecos incógnitos.
—Lamento no poder estar más tiempo contigo —repuso, colocándose en cuclillas
frente al chico—. Tenemos una situación muy dura entre las manos, no solo yo y
todos los demás, sino tú también. Lo mejor que podemos hacer todos es obrar en
consecuencia y buscar la salida.
—Lo sé. Tienes que hacerlo por Pisis y Tepemkau…
—Y por ti también —aseveró—… y también por todo el pueblo de Titán. Por mí
no.
—¿Por qué estás diciendo eso?
—Yo te escuché, tú mismo lo gritaste cuando pensaste que habían matado a todos.
Yo no soy tu hijo, Pisis y Tepemkau sí.
Los ojos rasgados de Panék se mantuvieron en los de Hathor por un largo rato, sin
moverse.
—Hablaremos sobre ello después.
A Panék pareció costarle colocarse de pie otra vez, pero una vez hecho esto, y tras
ver a Hathor unos segundos más, se retiró.
—¡Impresionante! ¡Sencillamente im-pre-sio-nante! —exclamó un ogro con una