Page 74 - Luna de Plutón
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y redondos y, sus dedos, recubiertos por guantes blancos, huesudos y largos. Su pelo
era intensamente negro y brillante, peinado de medio lado hasta tal punto que más que
pelo, pareciese una cubierta de plástico. Lo que más resaltaba en su cara eran tal vez
sus delgados bigotes, porque a cada lado estaban enrollados hasta hacer una
semiespiral. Sus ojos eran saltones y completamente negros (incluso la parte que debía
ser blanca) y sus pupilas amarillas, pero lo más terrible de todo, lo que más embebía
de su cara, eran los ante-párpados, que estaban abultados y eran arrugados. Su nariz
era larga y terminaba en una punta delgada y cuadrada. En cada cachete (ambos
huesudos) había unas ligeras hendiduras. Sus cejas eran delgadas y su frente
cuadrada. El traje que llevaba, un esmoquin negro, parecía tan ajustado a su cuerpo
que daba la impresión, por momentos, de ser simbiótico. Del lado izquierdo del paltó
estaba dibujado un elegante as mientras que del derecho, un diamante. Sin embargo,
su rasgo más sobresaliente, era que, a diferencia del porciano usual, Cadamaren
llevaba su cabeza entre los hombros, producto, seguramente, de una operación
estética.
—Si está cerca de Gargajo, entonces no puede ser un hombre bueno.
—Este tipo literalmente controla Plutón —confirmó el felino, sin apartar la mirada
de él— y también compró la luna.
—¿Que qué?
—No me preguntes, pero lo hizo; compró la luna de Plutón hace años y, un mes
después, mandó a construir el Observatorio de la Luna, una nave circular que la orbita
desde entonces, estudiándola. No me extrañaría si fuera todavía más rico que ese
emperador que los dejó en la ruina.
—¡BUENAS NOCHES! —exclamó Cadamaren, extendiendo sus monstruosos
brazos y delgados hacia la multitud—. ¡Desde aquí arriba, pareciera que puedo
abrazarlos a todos ustedes!
Mojo Bond llevaba las manos tras la espalda, viendo a Osmehel con una sonrisa
sumisa.
—Es una alegría grande, muy grande… —prosiguió, sonriendo con los dientes
cerrados, como si fuera un ventrílocuo, mientras sacaba el micrófono de la base y se
lo llevaba más cerca de la boca, cosa que hacía que sus últimas palabras aumentara en
volumen y gravedad—. Esta noche es muy importante, pues hoy le dan un honor
glorioso a mi nave, la Herschel Magnatino, que es el de proveerle felicidad a todos
ustedes.
La audiencia interrumpió aplaudiendo.
—Esta noche, si todo sale bien, que saldrá, seguro que sí, cerraremos un trato que