Page 76 - Luna de Plutón
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tras Claudia, quien iba a toda prisa hacia el palco de honor de la emperatriz,
esquivando al flujo de gente que se atravesaba en su camino sin mucho éxito, pues
paradójicamente eso le dificultaba a ellos huir de la ogro cuando la veían acercarse
como una locomotora.
La división de guardaespaldas de la emperatriz se movilizaba en círculos alrededor
de ella, acompañándola a bajar del palco por las escaleras.
—¡Es una mala idea! ¡Mala idea! —le alcanzó oír al león, cuya voz se ahogaba
entre el bullicio.
Pronto, ya habían recorrido media sala, en el centro del suelo estaba dibujada en
grande la Herschel Magnatino. La chica siguió su paso recto a través de unas mesas de
billar y, justo cuando el nubarrón de gente se disipó, la puerta por donde salieron
todos los guardaespaldas, escoltando a la emperatriz, se cerró en frente de sus narices.
Tuvo que ahogar un impulso de darle una patada al marco. Alzó un puño al aire y
antes que supiera qué hacer con él, Knaach le habló, mientras ponía la oreja en la
puerta.
—¡Ssssht! ¡Cállate!
La ogro se puso en cuclillas, apretando los dientes, mientras su amigo solo giraba
los ojos amarillos, como si estuviese escuchando algo imperceptible para todos los
demás.
—¿Puedes escuchar lo que dicen?
—Solo a los guardias… Espera.
—¿Los puedo ayudar en algo?
La ogro y el león giraron automáticamente.
—Me parece que estaban intentando escuchar algo.
Mojo Bond se sacudió las mangas con suavidad y levantó la vista para
observarlos. Delante de las luces del casino, el copete del sujeto parecía tener una
especie de hálito brillante.
—Pues sí —se aventuró Claudia, con firmeza—. Quería hablar con la emperatriz
Flema.
—¿Una ogro, intentando hablar con la esposa de Gargajo? Me pregunto para qué
será…
Knaach observó a Claudia, nervioso.
—Y tal vez habrías tenido que agregar que también la espiabas ¿verdad? Porque
dudo que trataran de pasarle un mensaje ahí, por el resquicio de la puerta.
La niña se puso roja en un instante. No solo pasó frente a sus ojos una película
donde se repetían las desgracias que tuvo que ver en las fronteras de Ogroroland, sino