Page 81 - Luna de Plutón
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El hombre asintió con la cabeza repetidas veces, viendo a Claudia con miedo.

       —E… Es… Está solo, no… No hay nadie con él —añadió, esperando que aquel
  dato extra fuese un boleto para salvar su vida.

       —¿Cómo llego hasta ese lugar?

       —A…  Al  fondo,  al  fondo  —dijo  rápidamente,  extendiendo  un  brazo  hacia

  adelante—. En la puerta del fondo.
       Claudia soltó al tipo y se puso de pie, haciendo una seña con la cabeza a Knaach.

  Lo último que el gendarme vio antes de quedar inconsciente nuevamente era que la

  enorme pata del felino cubría su cabeza, otra vez.












       Ya  llevaban  casi  veinte  minutos  caminando  hacia  la  dirección  que  les  habían

  dicho. Claudia avaló la idea del león de dejarlos a ambos atados con sus propias ropas
  dentro de un compartimiento de basura. El pasillo era demasiado largo y ni siquiera

  los ojos de Knaach podían ver el fondo. La iluminación era tenue, las paredes eran de

  un extraño metal blanco y frío y, ocasionalmente, se encontraban con alguna puerta a
  los lados. Ya habían dejado la Gran Sala detrás, sin embargo, no dejaban de escuchar

  el bullicio de la gente que se colaba a través de las paredes. Ni siquiera vista desde la

  cápsula,  Claudia  había  caído  en  cuenta  de  lo  imponente  que  era  la  Herschel

  Magnatino:  una  verdadera  fortaleza  espacial,  al  servicio  de  un  hombre  que  era  un
  aliado cercano del emperador Gargajo y cuyo servil ayudante, Mojo Bond, había sido

  el objeto de una sencilla prueba que Metallus, su padre, le había otorgado a ella, quien

  insistía  en  que  quería  dedicarse  al  espionaje:  seguirlo  solo  hasta  el  circo  de  Jumbo

  Jumbo y dar un reporte, eso era todo lo que tenía que hacer. Pero ahora se encontraba
  ahí, a bordo, en lugar del asesinado mejor espía de Ogroroland.

       —¿Hay alguna forma en que pueda convencerte de que no lo hagas?

       —No, ninguna. Ya estoy aquí.
       —¿No sería mejor encontrar a un zellas primero, para que te comuniques con tu

  padre y el Ministerio?

       —No.

       Claudia se detuvo en seco, señalando una puerta con el dedo.
       —¿Lees lo que dice ahí, Knaach?

       —Área de Cápsulas de Escape.
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