Page 246 - Cementerio de animales
P. 246

—Lo es —dijo él. Y las palabras resonaron en su cerebro como un aldabonazo.
               —Quizá sea preferible… para Ellie. —Rachel le miró con sus ojos ribeteados de
           rojo,  ligeramente  vidriosos  todavía  por  el  Valium—.  Pareces  tener  fiebre,  Louis.

           Como si hubieras contraído una enfermedad.
               Rachel se fue al teléfono y marcó el número del motel donde paraban sus padres,
           antes de que Louis pudiera responder.

               Los Goldman recibieron la noticia con alborozo. La idea de recibir a Louis dentro
           de tres o cuatro días ya no les parecía tan grata; pero, desde luego, no tenían por qué
           preocuparse. Louis no tenía la menor intención de ir a Chicago. Él sospechaba que lo

           difícil sería encontrar pasajes tan tarde. Pero tuvieron suerte. Aún quedaban asientos
           en  el  vuelo  de  Delta  de  Bangor  a  Cincinnatí  y,  tras  una  rápida  comprobación,
           aparecieron  dos  anulaciones  en  un  vuelo  de  Cincinnati  a  Chicago.  Por  lo  tanto,

           Rachel y Ellie irían con los Goldman sólo hasta Cincinnati, pero llegarían a Chicago
           menos de una hora después.

               «Casi parece cosa de magia», pensó Louis al colgar el auricular, y la voz de Jud
           respondió con prontitud: «Ya ha tenido poder antes de ahora, y estoy asustado…»
               «Vete al cuerno —dijo ásperamente la voz de Louis—. Durante estos diez meses
           últimos  he  aprendido  a  aceptar  muchas  cosas  extrañas:  si  antes  llegas  a  decirme

           aunque  sólo  fuera  la  mitad,  mi  cerebro  no  hubiera  soportado  la  tensión.  Pero
           ¿pretendes que crea que el sortilegio de ese trozo de tierra afecta a las reservas de los

           pasajes aéreos? Eso ya no.»
               —Tendré que hacer el equipaje —dijo Rachel. Miraba los datos de los vuelos que
           Louis había anotado en el bloc.
               —Lleva sólo la maleta grande —dijo Louis.

               Ella le miró con sorpresa.
               —¿Para las dos? Bromeas, Louis.

               —Bueno, y un par de bolsas de mano. Pero no te canses metiendo ropa para tres
           semanas.  —Y  pensaba:  «Especialmente  puesto  que  tal  vez  estés  de  regreso  en
           Ludlow  muy  pronto»—.  Toma  lo  necesario  para  una  semana  o  diez  días.  Con  el
           talonario y las tarjetas puedes comprar lo que te haga falta.

               —Pero  no  tenemos  tanto  dinero…  —empezó  a  decir  ella,  titubeando.  Ahora
           parecía  dudar  de  todo,  desconcertada,  confusa.  Él  no  había  olvidado  la  extraña  e

           incongruente alusión que Rachel hiciera al remolque cuya compra él comentara de
           pasada hacía dos años.
               —Tenemos dinero —dijo él.

               —Claro… Podríamos usar el fondo para la bolsa de estudios de Gage, si hiciera
           falta, aunque se tardaría un par de días en cancelar la cuenta de ahorro y por lo menos
           una semana en vender los bonos del Tesoro…

               Empezó a temblarle el mentón otra vez. Louis la abrazó. Tiene razón. Te ataca y




                                        www.lectulandia.com - Página 246
   241   242   243   244   245   246   247   248   249   250   251