Page 243 - Cementerio de animales
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El tiempo. El tiempo podía tener importancia extrema, incluso crucial. Timmy
Baterman llevaba muerto bastantes días cuando su padre, por fin, tuvo ocasión de
subirlo al cementerio micmac… «Timmy fue enterrado, si mal no recuerdo, el
veintidós de julio. Y cuatro o cinco días después, la tal Marjorie Washburn lo vio
caminando por la carretera.»
Está bien, digamos que Bill Baterman lo hizo cuatro días después del entierro
oficial de su hijo. No; si había error, prefería pecar de conservador. Tres días.
Pongamos que Timmy Baterman regresó de entre los muertos el veinticinco de julio.
En total, seis días desde la muerte del muchacho hasta su regreso. Eso, por lo menos.
Tal vez fueran hasta diez días. Desde lo de Gage habían pasado cuatro. Ya había
dejado pasar mucho tiempo, pero todavía podía mejorar el mínimo que le calculaba a
Bill Baterman. Eso si…
… si podía crear unas circunstancias similares a las que permitieron la
resurrección de Church. Porque Church murió en un momento muy oportuno,
¿verdad? Su familia estaba fuera. No se enteró nadie más que él y Jud.
La última pieza del rompecabezas acababa de encajar con un leve chasquido.
* * *
—¿Quieres que nosotras… "qué"? —preguntó Rachel mirándole atónita.
Eran las diez y cuarto. Ellie se había ido a la cama. Rachel tomó otro Valium
después de retirar los detritus de la reunión (la «merienda fúnebre»; no había otro
modo de llamar a lo que habían hecho) y se había quedado apática… Pero aquello la
hizo reaccionar.
—Que os vayáis a Chicago con tus padres —repitió Louis impacientemente—.
Ellos se marchan mañana. Si les avisas ahora y después llamas a Delta quizá podáis ir
en el mismo avión.
—Louis, ¿te has vuelto loco? Después de la pelea que tuviste con mi padre…
Louis se oyó a sí mismo hablar con un desparpajo insólito. Le producía una viva
excitación. Se sentía como el defensa que recibe la pelota inopinadamente y consigue
anotar después de una carrera de setenta metros, regateando a los adversarios y
escabullándose de posibles placajes con una facilidad delirante e irrepetible. Él nunca
fue buen embustero y no había preparado detalladamente la escena, pero ahora
brotaba de su boca todo un rosario de mentiras plausibles, medias verdades e
inspiradas justificaciones.
—Esa pelea es una de las razones por las que quiero que tú y Ellie os vayáis con
ellos. Creo que es el momento de hacer las paces, Rachel. Así lo comprendí… lo
sentí… en la funeraria. Cuando empezó la pelea, yo trataba de conseguir la
reconciliación.
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