Page 242 - Cementerio de animales
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recordarlo así? ¿Pretendes resucitar a un zombie de película barata? ¿O quizá algo tan
prosaico como un niño retrasado? ¿Un niño que comería con los dedos, miraría con
aire ausente la pantalla del televisor y no sabría escribir ni su nombre? ¿Qué dijo Jud
de su perro? "Era como lavar un trozo de carne." ¿Eso es lo que quieres? ¿Un trozo
de carne que respira? Y, aunque tú te dieras por satisfecho con eso, ¿cómo le explicas
a tu mujer el regreso de tu hijo de entre los muertos? ¿Y a tu hija? ¿Y a Steve
Masterton? ¿Y a la gente? ¿Qué pasaría si, al entrar en la avenida del jardín, Missy
Dandridge viera a Gage montando en bicicleta? ¿No te parece ya oír sus gritos,
Louis? ¿No ves cómo se araña la cara con las uñas? ¿Y qué les dirías a los
periodistas? ¿Qué dirías a los de la tele cuando fueran a filmar a tu hijo resucitado?»
¿Tenía alguna importancia todo eso, o era sólo la voz de la cobardía? ¿Creía no
poder hacer frente a la situación? ¿Creía que Rachel recibiría a su hijo muerto más
que con lágrimas de alegría?
Sí; existía la posibilidad de que Gage volviera…, bueno…, disminuido. Pero
¿alteraría eso la calidad de su amor? Los padres amaban a sus hijos hidrocéfalos,
mongólicos o autistas. Amaban a los que nacían ciegos, a los siameses, a los que
nacían con las vísceras monstruosamente muladas. Los padres solicitaban clemencia
a los jueces en favor de los hijos que violaban, asesinaban y torturaban a inocentes.
¿Se creía incapaz de amar a Gage, aunque Gage tuviera que llevar pañales hasta
los ocho años? ¿Aunque no pudiera controlar el intestino hasta los doce? ¿O aunque
no lo controlara nunca? ¿Podía él descartar a su hijo como si fuera… una especie de
aborto divino, si existía otra posibilidad?
«Pero, Louis, por el amor de Dios, tú no vives en el vacío. La gente dirá…»
Desechó el pensamiento con ruda impaciencia. Entre todas las cosas a no
considerar ahora, la opinión ajena era, sin duda, la primera.
Louis miró la tierra que cubría la tumba de Gage y sintió que le invadía el horror.
Sus dedos, maquinalmente, sin que él se diera cuenta, habían dibujado unos círculos
concéntricos: él había dibujado una espiral de círculos.
Borró el dibujo con las dos manos. Luego, salió de Pleasantview
precipitadamente, sintiéndose un intruso y temiendo ser detenido e interrogado.
* * *
Llegó con retraso a recoger la pizza y, aunque la habían dejado encima de uno de
los hornos, estaba casi fría, y grasienta, y tan sabrosa como el barro. Louis tomó un
bocado y arrojó el resto por la ventanilla, con caja y todo, cuando volvía a Ludlow. Él
no era sucio por naturaleza, pero no quería que Rachel viera una pizza casi entera en
el cubo de la basura. Podía sospechar que no había ido a Bangor por la pizza.
Ahora Louis empezó a pensar en el factor tiempo y en las circunstancias.
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