Page 300 - Cementerio de animales
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Louis encontró un rollo nuevo de cinta adhesiva en un cajón de la cocina, y en un
rincón del garaje, al lado de los neumáticos de invierno, había varios metros de
cuerda. Con la cinta adhesiva, unió el pico y la pala en un hato compacto y con la
cuerda se fabricó una tosca bandolera.
Las herramientas, en bandolera, y Gage, en brazos.
Se echó la bandolera a la espalda y sacó el fardo del Civic. Gage pesaba mucho
más que Church. Tal vez fuera arrastrándose cuando llegara con su chico al
cementerio micmac, y aún tendría que cavar la fosa, partiéndose los brazos en aquella
tierra pedregosa y dura.
Louis Creed salió del garaje, después de apagar la luz con el codo y se detuvo un
momento al borde del escalón de cemento. Delante de él, divisaba el sendero que
conducía a Pet Sematary. Se veía bien, a pesar de la oscuridad; la hierba rala que lo
cubría brillaba con una leve luminiscencia.
El viento le revolvía el pelo con sus dedos, y durante un momento pasó por él
aquel viejo temor a la oscuridad que a veces le acometía, de niño, y se sintió débil,
pequeño y aterrorizado. ¿Iba a meterse en el bosque, con un cadáver en brazos, entre
los árboles agitados por el viento, en medio de aquella oscuridad? ¿Y esta vez solo?
«No lo pienses más. Adelante.»
Louis empezó a andar.
* * *
Cuando, veinte minutos después, llegó a Pet Sematary, los brazos y las piernas le
temblaban de agotamiento y se dejó caer, jadeando, con el fardo en las rodillas.
Descansó allí otros veinte minutos, casi adormilado. Ya no tenía miedo; al parecer, se
lo había quitado el cansancio.
Al fin se puso en pie, sin creer que pudiera trepar por los troncos, pero decidido a
intentarlo. Su carga parecía pesar ahora cien kilos en lugar de veinte.
Pero entonces volvió a ocurrir lo mismo de la otra vez; era como recordar
vividamente un sueño. No; recordarlo, no; revivirlo. Al poner el pie en el primer
tronco, volvió a invadirle aquella extraña sensación que era casi euforia. El cansancio
no desapareció, pero se hizo tolerable: en realidad, secundario.
«Tú sígueme. Sígueme sin mirar abajo, Louis. No vaciles ni mires abajo. Yo
conozco el camino, pero hay que pasar deprisa y con seguridad.»
Deprisa y con seguridad; así extrajo Jud el aguijón.
«Yo conozco el camino.»
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