Page 136 - El cazador de sueños
P. 136

3




           Cuando se meten por el camino de entrada (aunque de camino tiene poco, porque
           ahora crecen malas hierbas hasta en los surcos de las ruedas, entre la gravilla), el que

           va delante es Beaver. La verdad es que casi echa espuma por la boca. Henry adivina
           que  Pete  está  casi  igual  de  salido,  pero  lo  disimula  mejor,  aunque  tenga  un  año
           menos. Beaver está… ¿Cómo se dice? Anhelante. La palabra le describe tan bien que

           Henry casi se ríe. Luego Beaver se queda parado, tan de repente que Pete está a punto
           de chocar con él.

               —¡Eh! —dice Beaver—. ¡Una camiseta! ¡Fóllame, Freddy!
               En efecto: roja y blanca, y ni vieja ni sucia, como lo habría estado en caso de
           llevar mil años tirada en el mismo sitio. De hecho casi parece nueva.
               —Anda, tío, pasa de camisetas y a lo que vamos —dice Jonesy.

               —No corras tanto —dice Beav—, que esta camiseta es buena.
               La recoge y ven que no es cierto. Sólo es nueva: se trata de una camiseta recién

           estrenada de los Tigers de Derry, con el número 19 en la espalda. A Pete el béisbol le
           importa un carajo, pero los demás reconocen el número de Richie Grenadeau. Lo de
           que sea buena… Ya no, porque está muy rota en la parte de atrás del cuello, como si
           la persona que la llevaba hubiera intentado escapar y le hubieran retenido por ahí.

               —Retiro lo que he dicho —añade Beav con tristeza, y suelta la prenda—. Venga.
               Después de pocos pasos, sin embargo, encuentran otra cosa. Esta vez no es roja,

           sino amarilla, de aquel plástico amarillo chillón que sólo les gusta a los niños. Henry
           se adelanta a sus amigos y lo recoge. Es una fiambrera con una imagen de Scooby-
           Doo y sus amigos saliendo de lo que parece una casa encantada. Como en el caso de
           la camiseta, parece nueva, no un objeto que lleve mucho tiempo tirado. Henry, de

           repente, tiene un mal presentimiento, y se arrepiente de la incursión por aquel camino
           solitario, junto a aquel edificio solitario… Preferiría habérselo ahorrado, o haberlo

           dejado para otro día. Después se da cuenta de que es una chorrada, aunque sólo tenga
           catorce años. Piensa que, con chochos de por medio, o se va o no se va. Nada de
           dejarlo para otro día.

               —A mí esos dibujos me revientan —dice Pete, mirando la fiambrera por encima
           del  hombro  de  Henry—.  Nunca  se  cambian  de  ropa.  ¿Os  habéis  fijado?  En  cada
           capítulo llevan lo mismo, los muy cerdos.

               Jonesy le quita a Henry la fiambrera de Scooby-Doo y le da la vuelta para leer la
           etiqueta que ha visto en un lado. Ahora ya no pone cara de salido; frunce un poco el
           entrecejo,  y  Henry  intuye  que  Jonesy  también  se  arrepiente  de  no  haber  ido

           directamente a jugar un dos contra dos.
               En la etiqueta pone: PERTENEZCO A DOUGLAS CAVELL, 19 MAPLE LAÑE,
           DERRY,  MAINE.  SI  SE  HA  PERDIDO  MI  DUEÑO,  LLAMAR  AL  949-1864.



                                        www.lectulandia.com - Página 136
   131   132   133   134   135   136   137   138   139   140   141