Page 207 - El cazador de sueños
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Tú una vez ya me tocaste los huevos, chavalín, pensó Kurtz. No es que te pasaras,
pero te faltó poco. ¿A que sí? Conque ahora más vale tenerte vigilado.
—Repiten constantemente los mismos cuatro mensajes —dijo Underhill,
enumerándolos con los dedos de la mano izquierda—: No nos hagan daño, estamos
indefensos, aquí no hay infección, y el último…
—No hay infección —dijo Kurtz, pensativo—. Ya. Vaya jeta.
Había visto fotos de una especie de pelusa entre dorada y rojiza que crecía en
todos los árboles de la zona. Y en gente. Sobre todo cadáveres, al menos de
momento. Los técnicos lo habían bautizado «hongo de Ripley», por el correoso
personaje interpretado por Sigourney Weaver en varias películas del espacio. La
mayoría eran demasiado jóvenes para acordarse del otro Ripley, el periodista de
sucesos que escribía la sección Aunque parezca mentira. Ya hacía tiempo que no se
publicaba, porque el siglo XXI, con su corrección política, no estaba para delirios así,
pero Kurtz pensó que se ajustaba a la situación, y además como un guante. En
comparación, los gemelos siameses y las vacas bicéfalas de Ripley parecían lo más
normal del mundo.
—El último es «nos estamos muriendo» —dijo Underhill—. Lo que tiene de
interesante es que la versión inglesa está emparejada con dos versiones diferentes en
francés. La primera está en lenguaje estándar. La segunda (on crève) es tirando a
coloquial, algo así como «la estamos pringando». —Miró a Kurtz a los ojos, y éste
deseó que estuviera presente Perlmutter para ver que era posible—. ¿Es verdad que
vayan a pringarla? Digo si no les ayudamos.
—Owen, ¿por qué en francés? Underhill se encogió de hombros.
—Sigue siendo el otro idioma que se habla aquí arriba.
—Ya. ¿Y los números primos? ¿Sólo para demostrar que tratamos con seres
inteligentes? ¡Como si los que no lo fueran pudieran llegar hasta aquí desde otro
sistema estelar, otra dimensión o de donde vengan!
—Supongo. ¿Y con las luces qué pasa, jefe?
—Ya se han caído casi todas al bosque. Cuando se quedan sin combustible se
desintegran bastante deprisa. Las que hemos podido encontrar parecen latas de sopa
con la etiqueta arrancada. Para ser tan pequeñas la arman buena, ¿eh? La gente de
aquí está cagada de miedo.
Al desintegrarse, las luces dejaban manchas de moho, hongos o lo que fuera
aquella porquería. Al parecer también era el caso de los propios extraterrestres. Los
supervivientes se limitaban a rodear la nave como usuarios del transporte público
alrededor de un autobús estropeado, dando la lata con que no eran infecciosas, Il n'y a
pas d'infection ici. Y cuando tenías encima el pringue, lo más probable era que
estuvieras… ¿Qué había dicho Owen? ¡Ah, sí! A punto de pringarla, y nunca mejor
empleado. Claro que aún no estaban seguros, que todavía era pronto, pero había que
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