Page 255 - El cazador de sueños
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A los diez minutos de esquiar llegó al emplazamiento del accidente, donde estaba
volcado el Scout, y de repente se dio cuenta de dos cosas: de que en el fondo sí estaba
muerto de hambre, y de que dentro había comida. Había visto huellas tanto de ida
como de vuelta, y no le había hecho falta ningún Poirot para deducir que Pete había
dejado sola a la mujer para volver al Scout. Tampoco tuvo que consultar al amigo
Hércules para saber que la comida que habían comprado en el súper seguiría en el
vehículo, o la mayor parte de ella. Ya sabía qué había venido a buscar Pete.
Rodeó el Scout siguiendo las huellas de Pete y, cuando estuvo en el lado del
copiloto, se desató los esquíes, casi a riesgo de quedarse congelado. Como era el lado
protegido del viento, apenas se habían borrado las palabras escritas en la nieve por
Pete mientras se bebía sus dos cervezas: varios DUDDITS. Al ver el nombre en la
nieve, Henry tuvo escalofríos. Era como visitar la tumba de un ser querido y oír una
voz saliendo de la tierra.
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