Page 329 - El cazador de sueños
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En el primer vistazo al enorme almacén no había visto ninguna diferencia entre
las cajas. Ahora vio que las primeras de la fila que tenía más cerca llevaban escrito en
negro DUDDITS. ¿Sorpresa? ¿Coincidencia? Para nada. A fin de cuentas, eran sus
recuerdos, bien plegaditos y guardados en billones de cajas, y, tratándose de
memoria, un cerebro sano era capaz de acceder a ellos casi sin restricciones.
Necesito, pensó Jonesy, algo para transportarlas. Entonces miró en derredor, y no
le provocó gran asombro ver una carretilla de color rojo. Había entrado en un lugar
mágico, de los que se crean a medida que se visitan. Pensó que lo más fabuloso era
que cada persona poseyera uno.
Con movimientos rápidos amontonó en la plataforma una parte de las cajas donde
ponía DUDDITS, y las acarreó a paso ligero hacia el despacho de Tracker Hermanos,
donde las depositó con una inclinación de la plataforma, de tal manera que quedaron
esparcidas por el suelo. No era el colmo del orden, pero ya habría tiempo para
preocuparse de conseguir el certificado de Buen Amo de Casa.
Volvió a salir corriendo, y aprovechó para tantear con la mente al señor Gray,
pero seguía con el conductor de la camioneta… un tal Janas… Estaba la nube, eso sí,
pero no podía percibirle. Era tonta como… como un hongo, vaya.
Jonesy se apoderó del resto de las cajas donde ponía DUDDITS, y vio que la pila
siguiente también estaba rotulada en negro. En todas ponía DERRY, y eran
demasiadas para llevárselas al completo. La cuestión era saber si necesitaba coger
alguna.
Lo meditó mientras llevaba hacia el despacho el segundo cargamento de cajas de
memoria. ¿Dónde iban a estar las cajas de Derry, sino cerca de las de Duddits? La
memoria era el acto, y al mismo tiempo el arte, de la asociación. Permanecía en pie la
cuestión de si tenían importancia sus recuerdos de Derry. ¿Cómo saberlo, si no
conocía los planes del señor Gray?
El caso, sin embargo, era que los conocía.
«El señor Gray quiere ir al sur.»
Derry estaba al sur.
Jonesy volvió a meterse corriendo en el almacén de la memoria, empujando la
carretilla. Pensaba llevarse el máximo de cajas donde pusiera DERRY con la
esperanza de no equivocarse, y la de notar el regreso del señor Gray a tiempo;
porque, si le cogían fuera del despacho, le aplastarían como a una mosca.
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