Page 334 - El cazador de sueños
P. 334
7
El señor Gray volvió a sentar el cuerpo de Jonesy al volante de la camioneta, cerró la
puerta y pisó el acelerador. La camioneta dio un brinco hacia adelante y perdió
agarre. Giraron las cuatro ruedas, y la camioneta derrapó contra la barrera de
seguridad con un fuerte impacto.
—¡Mierda! —exclamó el señor Gray, accediendo al repertorio malsonante de
Jonesy casi sin darse cuenta—. ¡Hay que joderse! ¡Tócame los perendengues!
¡Hostias en vinagre! ¡Cómeme la pirula!
Luego se contuvo y volvió a acceder a los conocimientos automovilísticos de
Jonesy, cuya información sobre cómo había que conducir con un tiempo así, sin
embargo, no podía compararse con la de Janas. Por desgracia, Janas ya no estaba, y
se habían borrado sus archivos. Había que conformarse con lo que sabía Jonesy. Lo
más importante era rebasar lo que en los pensamientos de Janas había recibido el
nombre de «zona de cuarentena». Fuera de ella estaría a salvo. A ese respecto, Janas
había despejado cualquier duda.
El pie de Jonesy volvió a pisar el acelerador, pero esta vez mucho más suave, y la
camioneta se puso en marcha. Las manos de Jonesy encarrilaron la Chevrolet por el
camino abierto por los quitanieves, y que empezaba a taparse.
Debajo del salpicadero chisporroteó la radio.
—Atención, se ha salido un camión de la carretera y ha volcado. ¿Me recibes?
El señor Gray consultó los archivos. Casi todo lo poco que sabía Jonesy de
comunicación militar lo sacaba de libros y de algo llamado «pelis», pero quizá
sirviera. Cogió el micro, palpó en busca del botón que Jonesy, por lo visto, preveía
encontrar al lado, lo encontró y lo apretó.
—Te recibo —dijo.
¿Notarían que no era Andy Janas? Basándose en los archivos de Jonesy, el señor
Gray lo dudaba.
—Unos cuantos vamos a ir a ver si lo levantamos y podemos devolverlo a la
carretera. Lleva la comida, el muy jodido. ¿Me recibes?
El señor Gray apretó el botón.
—Lleva la comida, el muy jodido. Recibido.
Esta vez la pausa fue más larga, tanta que tuvo miedo de haber dicho algo mal o
haber caído en una trampa. Después dijo la radio:
—Supongo que habrá que esperar a los próximos quitanieves. Tú más vale que
sigas. Corto.
La voz parecía enfadada. Los archivos de Jonesy daban a entender que podía
deberse a que Janas, conductor experto, se había adelantado demasiado para prestar
ayuda. Perfecto. La intención previa del señor Gray era seguir, pero no estaba de más
www.lectulandia.com - Página 334