Page 399 - El cazador de sueños
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«¿Owen?» Era Henry. «Owen, ¿qué…?»
A media pregunta sintonizó lo que veía Owen, y el susto le hizo callar.
«… dos… uno.»
Dos disparos ahogados por el rugir del viento y cuatro generadores eléctricos
Zimmer. Dos abanicos de sangre y tejido cerebral blancuzco aparecidos como por
arte de magia a la poca luz del remolque, sobre las cabezas de Cavanaugh y Bellson.
Owen y Henry vieron que el pie derecho de Bellson se movía por última vez. Chocó
con la linterna, y aparecieron brevemente los rostros contraídos y manchados de
byrus de Cavanaugh y Bellson. Después la linterna rodó por el suelo del remolque,
haciendo círculos de luz en la pared de aluminio, y la imagen se oscureció como la de
un televisor cuando se desenchufa.
—Joder —susurró Owen—. Joder.
Henry había vuelto a aparecer en la ventana. Owen le hizo señas de que
retrocediera, y a continuación arrojó la piedra. Falló el primer tiro, a pesar de que la
distancia era corta. La piedra rebotó a la izquierda del blanco, en la madera castigada
por el clima. Cogió la segunda, respiró hondo para serenarse y repitió el lanzamiento.
Esta vez rompió el vidrio.
«Henry, tienes correo. Te lo paso.»
Tiró la caja metálica por el agujero del cristal.
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