Page 594 - El cazador de sueños
P. 594
20
Las vías respiratorias del señor Gray se abrieron. Aspiró una bocanada de aire frío de
la caseta… dos… y volvieron a cerrársele. Le estaban asfixiando, ahogando,
matando.
«¡¡No!! ¡ESTO NO ME LO PUEDES HACER!»
Dio un estirón al perro y lo colocó de lomo. Casi era como ver a alguien que llega
tarde al aeropuerto forzando la maleta para ver si cabe lo último.
Así cabrá, pensó.
Cabría, aunque hubiera que usar las manos de Jonesy para aplastarle al perro la
barriga y que saliera disparado el byrum. De alguna manera tendría que caber aquella
cosa infernal.
El señor Gray, con los ojos desorbitados, sin poder respirar y con una vena
hinchada en medio de la frente de Jonesy, metió a Lad un poco más por la rendija, y
empezó a darle puñetazos en el pecho con los puños de Jonesy. ¡Pasa, coño, pasa!
¡PASA!
www.lectulandia.com - Página 594