Page 109 - Deepak Chopra - Cuerpos sin edad, mentes sin tiempo.
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pregunta: «¿Está satisfecho con su vida actual?» Sin embargo, una mayoría responde que no desea
vivir hasta los 100 años; por lo tanto, deben compartir la suposición de que el camino entre la
actualidad y los 100 años acarrea pérdidas. Esta profecía autocumpliente sólo se puede cambiar si
decidimos mejorar con los años. La ancianidad es una gracia, si se llega a ella con alegría,
creatividad y curiosidad. Estas cualidades requieren vivir plenamente el momento actual, pues el hoy
es la juventud de tu longevidad.
El supuesto incuestionado del antiguo paradigma era que, como el cuerpo se desgastaba con el
tiempo, la vida se tornaba cada vez menos satisfactoria. La provisión de posibilidades se agotaba
después de cierta edad, arbitrariamente definida por cada sociedad y cada individuo. El nuevo
paradigma nos dice que la vida no es un proceso de declinación, sino de transformación constante y,
por lo tanto, lleno de potencial para el crecimiento ilimitado. Para continuar desplegando nuevas
posibilidades década tras década, es preciso saber cuáles son esas posibilidades. ¿Qué deberíamos
esperar física, mental y emocionalmente en la segunda cincuentena de la vida? Una nueva ciencia de
la longevidad ha surgido para dar respuesta a estas preguntas. Hasta los leales defensores del
antiguo paradigma concuerdan ahora con que la declinación automática no está programada en
nuestro cuerpo. La longevidad se presenta a quienes han descubierto esto por su cuenta; la ciencia
no hace sino convalidar las numerosas mejoras de las funciones corporales que las personas
mayores ya experimentan.
En esta sección quiero examinar estos nuevos hallazgos con la esperanza de descubrir los más
esenciales, las claves de la longevidad que son válidas para la mayoría, si no para todos. La vida
humana es increíblemente adaptable. Parecería improbable que una persona como Belle Odom
pudiera sobrevivir tanto. Contra ella se acumulaban muchas desventajas: ser pobre, ser negra, verse
privada de la atención médica adecuada, pasar casi toda la vida con una dieta probablemente rica en
grasas y pobre en vitaminas esenciales. La ciencia de la longevidad debe explicar estas anomalías;
creo que la única manera de hacerlo es sondear ciertos puntos de la mente y el corazón que
trascienden los factores físicos. Belle es mucho más que su estilo de vida... y lo mismo puede decirse
de todos nosotros. Biólogos y gerontólogos han acumulado fascinantes informaciones sobre cómo
sobrevivir hasta una edad muy avanzada, pero no bastan los nuevos datos. Necesitamos ejemplos
prácticos de vida sagrada. Como inspirador experimento en esta dirección, Gay Luce y sus colegas
de Berkeley, California, llevaron a cabo el Proyecto SAGE, Senior Actualization and Growth
Explorations (Actualización de Ancianos y Exploraciones de Desarrollo). SAGE, fundado en 1974,
intentó con asombroso éxito revitalizar a personas de entre 65 y 85 años. Muchos transformaron su
vida. Una mujer, quien afirmaba luctuosamente que su vida había acabado a los 74 años, escribió un
libro a los 91 y comenzó a viajar como oradora en una campaña por un medio decente para los
moribundos. Otros descubrieron que, trabajando con la respiración y la atención, podían eliminar
viejos síntomas: migrañas, dolores de cabeza y malestares de la artritis. Una jubilada que se creía
prácticamente daltónica descubrió, mediante un proceso de arte, que podía dedicarse a la decoración
de interiores y re-modeló su hogar. Existe en toda vida un núcleo secreto de significado que espera
ser descubierto; quienes lo han hallado son los maestros que observo para mi propia supervivencia
futura. Ellos han vivido los años siguientes al segundo nacimiento. Son los verdaderos científicos de
la longevidad y, por lo tanto, sus auténticos genios.