Page 138 - Deepak Chopra - Cuerpos sin edad, mentes sin tiempo.
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         indica la expectativa de vida calculada desde los 50 años de edad; aunque también crece de modo
         estable, el incremento producido entre 1900 y 1990 es modesto. En la actualidad, un hombre de 50
         años tiene posibilidades de vivir sólo ocho años más que su equivalente de 1900.
            El  hecho  es  que  la  medicina,  en  este  siglo,  ha  dado  pasos  notables  en  la  eliminación  de  la
         mortalidad  infantil,  principalmente  al  reducir  las  muertes  en  el  nacimiento  y  por  enfermedades
         trasmisibles,  tales  como  la  polio,  la  viruela,  el  sarampión,  la  neumonía  y  la  gripe.  Por  contraste,  el
         impacto sobre la mortalidad adulta ha sido mucho menos dramática; existen datos convincentes para
         demostrar que la investigación médica aún no entrega a la sociedad los beneficios que se esperaban:

            · Cáncer. Los índices de muerte por cáncer, clasificadas por edad, no han cambiado en cincuenta
             años. La detección más temprana nos brinda la ilusión de que los enfermos de cáncer viven más
             que en el pasado, pero los tratamientos modernos no parecen prolongar la vida en general. De lo
             contrario,  las  muertes  por  cáncer  se  estarían  produciendo  a  edades  más  avanzadas  que  en  el
             pasado,  pero  no  es  así.  Se  producen  más  o  menos  a  la  misma  edad  que  en  los  tiempos  de
             nuestros  abuelos,  y  la  tasa  de  mortalidad  (un  20  por  ciento  de  los  fallecimientos  se  deben  al
             cáncer)  se  mantiene  constante  desde  finales  de  la  década  de  los  cuarenta.  En  verdad,  la
             creciente frecuencia de cáncer de pulmón entre los negros y las mujeres, que se vincula con el
             mayor consumo de cigarrillos en estos grupos, ha aumentado levemente la tasa de muertes por
             cáncer.
            · Enfermedades cardiacas. Ya he analizado el ambiguo estado de cosas referidas a los ataques
             cardiacos. Las tasas de mortalidad están descendiendo... al lento ritmo del 1 por ciento o 2 por
             ciento anual. Pero la causa subyacente, la enfermedad de la arteria coronaria, está lejos de su
             erradicación. Pese a las grandes campañas de prevención, están apareciendo arterias dañadas
             hasta  en  niños  de  10  años  y  son  comunes  en  la  mitad  de  la  población  de  20  años.  Las  dos
             principales  operaciones  quirúrgicas  que  se  practican  a  los  enfermos  de  corazón,  el  injerto  de
             bypass y la angioplastia de balón, con frecuencia son efectivas para aliviar el dolor de la angina
             de  pecho.  Sin  embargo,  los  estudios  repetidos  no  han  logrado  demostrar  que  alguna  de  esas
             operaciones, costosas y traumáticas, prolongue realmente la expectativa de vida del paciente.
            · Trastornos degenerativos. Aún carecemos de tratamientos efectivos para muchas enfermedades
             crónicas,  tales  como  la artritis, la diabetes, la esclerosis múltiple y la osteoporosis. La medicina
             moderna puede a veces ayudar, mediante el uso de drogas, a calmar el dolor o retrasar el avance
             de  estas  enfermedades,  pero  no  podemos  curar  a  los  pacientes  ni  explicar  siquiera  por  qué
             enfermaron, para empezar.
            · Medicaciones. La   drogodependencia,   sobre  todo  de  somníferos  y  tranquilizantes,  continúa  en
             aumento.   Se  ha  calculado  que  el  estadounidense  medio  que  tiene  más  de  70  años  y  está  en
             buen estado de salud toma 3,5 tipos de drogas, tanto de venta libre como de venta bajo receta. Si
             está enfermo puede tomar diez drogas o más. Un estudio realizado en California, en 1988, llegó a
             la  conclusión  de  que  la  sobre  medicación  es  el  principal  riesgo  de  enfermedad  que  corren  los
             ancianos. Algunas de estas drogas no existen sino para aliviar los efectos colaterales de drogas
             anteriores.
                También   hay  un  enorme  problema  con  su  aplicación,  pues  muchos  pacientes  no  toman  la
             medicación debida o la utilizan mal. Al menos uno de cada dos pacientes ancianos no cumple las
             instrucciones para la medicación del glaucoma, principal causa de ceguera en Estados Unidos;
             otros  millones  no  saben  utilizar  correctamente  las  drogas  antihipertensivas.  Las  mezclan  te-
             merariamente   con  tranquilizantes,  alcohol,  cigarrillos  y  píldoras  para  dormir;  el  resultado  son
             incontables casos de enfermedades y muertes innecesarias.
            · Adicciones. Después de centrar la atención del público sobre las adicciones a lo largo de veinte
             años, en Estados Unidos los adictos aumentan de año en año, en vez de disminuir. No se han
             hallado tratamientos efectivos para el alcoholismo (lo de «efectivos» significa capaces de curar al
             menos   al  50  por  ciento  de  los  pacientes).  El  consumo  de  drogas  ha  llegado  hasta  la  escuela
             primaria; el fumar va en aumento entre los obreros, las mujeres jóvenes y las minorías raciales.
             Pasados   veinticinco  años  desde que el Cirujano General informó sobre los peligros del tabaco,
             aún hay cincuenta y ocho millones de adultos que fuman (casi la tercera parte de la población);
             un 75 por ciento de ellos dicen que están tratando de dejarlo, pero no pueden.
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