Page 42 - Deepak Chopra - Cuerpos sin edad, mentes sin tiempo.
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         publicación  médica  británica  The  Lancet  incluía  el  informe  de  un  experimentado  patólogo  que
         afirmaba no haber examinado nunca un cadáver que hubiera sucumbido sólo a la edad. El caso más
         aproximado   era  el  de  un  hombre  de  94  años  que  había  muerto  apagándose  poco  a  poco,  sin
         enfermedad declarada. Pero las apariencias eran engañosas: la autopsia descubrió que había sufrido
         un caso no diagnosticado de neumonía lobular, una de las causas de defunción más comunes entre
         los ancianos.
            Aunque al sentido común le guste pensar que envejecemos por simple desgaste, ninguna teoría
         del  envejecimiento  por  desgaste  ha  resistido  nunca  a  un  estrecho  escrutinio.  El  cuerpo  envejecido
         sólo  parece  gastarse  como  un  tractor  o  una  máquina  de  lavar  muy  usados.  «¿Cómo  anda  esa
         máquina?», pregunta el médico a cualquier paciente anciano, como si su corazón fuera un reloj al que
         estuviera acabándosele la cuerda. Sin embargo, a diferencia de las máquinas, que se agotan con el
         exceso   de  uso,  el  cuerpo  humano  es  capaz  de  mejorar  cuanto  más  se  lo  utiliza.  Un  bíceps  bien
         ejercitado no se deteriora; antes bien, se fortalece. Los huesos de las piernas aumentan su masa en
         proporción al peso que cargan, lo cual explica que la osteoporosis sea prácticamente desconocida en
         las  sociedades  tribales,  donde  la  actividad  física  es  norma  durante  toda  la  vida.  Más  aún:  si  el
         desgaste   fuera  la  verdadera  causa  del  envejecimiento,  sería  buena  estrategia  pasarse  la  vida  en
         cama. De hecho, el reposo prolongado es desastroso para la fisiología: un paciente hospitalizado al
         que se obligue a un reposo absoluto unas cuantas semanas sufrirá tanta pérdida de tejido muscular y
         óseo como si hubiera envejecido una década.
            Cualquier teoría puramente física del envejecimiento es forzosamente incompleta. Analicemos la
         artritis, uno de los síntomas de vejez más comunes. En la facultad de medicina se nos enseñaba que
         la  artritis  común  (u  osteoartritis)  es  una  enfermedad  degenerativa.  Esto  significa  que  su  causa  es,
         simplemente, el desgaste. Después del duro uso de toda la vida, se deteriora el cartílago que acolcha
         las articulaciones destinadas a soportar el mayor peso; así se explica que los sitios preferidos de la
         artritis sean las articulaciones de la rodilla y la cadera, que sostienen la carga del cuerpo. La sinovia,
         suave   cobertura  que  recubre  los  huesos  en  el  sitio  donde  se  encuentran,  también  acaba  por
         inflamarse o deteriorarse, causando el dolor, las hinchazones y la sensación quemante de la artritis. A
         veces el líquido sinovial se seca y los huesos se raspan entre sí, creando hoyos o picos. Este tipo de
         degeneración aflige a la humanidad desde la Edad de Piedra. Ahora se cree que la familiar imagen
         del  hombre  prehistórico,  que  camina  con  los  hombros  encorvados, es una distorsión del verdadero
         aspecto del cavernícola saludable. Al parecer, lo que confundió a los arqueólogos fue que muchos de
         los esqueletos intactos hallados en las excavaciones estaban deformados por artritis de columna.
            Como causa de la artritis, el desgaste parece atractivo al sentido común, pero no llega a explicar
         varias cosas. Hay personas que nunca sufren artritis, aunque sometan sus articulaciones a tensiones
         extremadas.   Otras  personas  terminan  artríticas  tras  pasarse  la  vida  en  un  sedentario  trabajo  de
         escritorio,  por  no  mencionar  que  ciertos  sitios  favoritos  de  la  enfermedad,  como  los  dedos,  nunca
         deben   soportar  peso  alguno.  Las  nuevas  teorías  sobre  la  artritis  se  dirigen  hacia  las  hormonas,  la
         genética, el fallo de la autoinmunidad, la dieta y otros factores; al fin y al cabo, no se conoce ninguna
         causa segura.
            Sin  embargo,   otro  tipo  común  de  artritis,  la  reumatoidea,  ha  sido  relacionado  con  factores
         emocionales.   Esta  dolencia  parece  preferir  a  las  mujeres  con  marcada  tendencia  a  reprimir  sus
         emociones, que adoptan la pasividad y la depresión como manera de enfrentar el estrés, antes que
         enojarse o enfrentar los temas emocionales graves. La enfermedad empeora en períodos de tensión
         y,  por  motivos  inexplicables,  también  suele  desaparecer,  quizás  obedeciendo  a  una  corriente  de
         cambio más profunda.

            Las tres edades del hombre

         La  complejidad  de  las  fuerzas que operan dentro de un cuerpo envejecido se torna aún más obvia
         cuando formulamos una pregunta de aparente sencillez: «¿Qué edad tienes?»
            Antes de apresurarte a responder, ten en cuenta que hay tres maneras diferentes y separadas de
         medir la edad de un individuo:

            Edad cronológica: la que tienes según el calendario.
            Edad biológica: la que tiene tu cuerpo, según los signos vitales críticos y los procesos celulares.
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