Page 46 - Deepak Chopra - Cuerpos sin edad, mentes sin tiempo.
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El valor de la adaptabilidad
Es terrorífico observar al anciano que abandona su deseo de vivir, y resulta muy difícil demostrarle lo
que está haciendo. Cuando la vida pierde sentido, la energía que sostiene al cuerpo parece escurrirse
silenciosamente, como una pila que se gasta. Pero si observamos con más atención, podemos
demostrar que ese agotamiento de la vitalidad, la curiosidad y el deseo de vivir es controlable; en
realidad, no tiene nada que ver con el envejecimiento normal. El cuerpo es capaz de autorreponerse;
renueva automáticamente sus energías tras los períodos de agotamiento. Por muy graves que sean
las tensiones, una vez que el cuerpo ha respondido regresa a un estado de equilibrio. Esta tendencia
a permanecer en equilibrio es completamente necesaria para la vida y resulta ser un mecanismo
clave de la supervivencia.
En 1957, Flanders Dunbar, profesora de medicina de la Universidad de Columbia, informó sobre
un estudio de centenarios y «ágiles nonagenarios». Descubrió que el rasgo dominante entre estas
personas era la adaptabilidad psicológica ante el estrés. Esta característica, más que ninguna otra,
los diferenciaba de la población general. Aunque todo el mundo tiene oportunidades para sentir dolor,
espanto, tristeza y desilusión, algunos se recuperan mucho mejor que otros. Dunbar pasó a recopilar
seis rasgos que, en su opinión, presentaban todos los «precentenarios» que tenían más posibilidades
de cumplir el siglo de vida:
1. Responder creativamente al cambio. Esta característica, más que otra, hacía que los
precentenarios sobresalieran entre la gente común.
2. Carencia de nerviosismo. El nerviosismo es un gran enemigo de nuestra capacidad de
improvisar y crear.
3. Continua capacidad de crear e inventar.
4. Altos niveles de energía adaptadora.
5. Capacidad de integrar cosas nuevas a la propia existencia.
6. Deseo de seguir viviendo.
Como todo modelo pronosticador, éste tiene su fallo. Es preciso reconocer que algunas personas
vegetan y llegan a cumplir 100 años, así como otras personas rígidas y nada creativas, u otras a las
que nada les importa seguir viviendo o no. Pero entre los centenarios son mucho más comunes las
cualidades positivas; como descripción del tipo de ancianidad que resulta más deseable, la lista de
Dunbar resulta sumamente útil. Sus precentenarios son especiales porque revelan que, así como se
tiene un sistema inmunológico fuerte o débil, así también variamos en nuestra capacidad de
adaptarnos mentalmente. Algunos encaran con elasticidad el viaje de la vida, por duro que sea, en
vez de hacerlo con rigidez quebradiza; son los juncos que se inclinan ante la tormenta, no los robles
que se mantienen tiesos y se quiebran. La adaptabilidad se puede definir, sencillamente, como el
estar libre de respuestas condicionadas. Permanecer abierto al cambio, aceptar lo nuevo y dar la
bienvenida a lo que se desconoce, es una elección que involucra habilidades personales definidas,
pues la mente, abandonada a la inercia, tiende a reforzar sus antiguos hábitos y, cada vez más, a
caer presa de su condicionamiento.
CUESTIONARIO DE ADAPTABILIDAD
Si quieres saber si has aprendido las habilidades que te hacen adaptable, responde a las
siguientes preguntas asignándote la siguiente puntuación:
Casi nunca 0 puntos
A veces 1 punto
Generalmente 2 puntos
Casi siempre 3 puntos
1. Cuando me enfrento a un problema y no tengo idea de cómo resolverlo, adopto la actitud de
que surgirá la solución correcta.
2. En mi vida las cosas ocurren a su debido tiempo.