Page 50 - Deepak Chopra - Cuerpos sin edad, mentes sin tiempo.
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La apertura de la conciencia
Mientras escribía esta parte del libro, mi familia recibió la visita de Prem, un tío de mi esposa que
viajó desde Nueva Delhi. Queremos mucho a Prem Tío, como se lo llamaría en la India. A los 75
años. jubilado de su trabajo en una empresa, sube y baja las escaleras brincando con mucha más
agilidad que yo. Prem Tío fue en su juventud una estrella del tenis y aún juega todos los días. De
placeres sencillos y satisfecho con su suerte, contempla la vida con serenidad y alegría envidiables.
Dejé a un lado mis libros de consulta para preguntarle qué hacía para mantenerse tan joven. He
aquí lo que Prem Tío me respondió:
—Bueno, ya sabes, nunca me llevo hasta los extremos. Así he nacido. Nunca tomé la costumbre
de comer demasiado. Esta mañana me serví una banana y cereales, y eso es todo lo que deseo. Por
la noche como ligero, y no bebo sino un poco de coñac de vez en cuando.
«Segundo, duermo muy bien. Eso se debe a mi dieta, porque si ceno en abundancia se me altera
el sueño. Tercero, no me ocupo de trivialidades. Dejo eso para mi esposa —rió—; ya me entiendes:
acordarse de los cumpleaños y de los compromisos sociales. Cuarto, juego al tenis, que me encanta.
Prem Tío es prueba viviente de lo efectivo de su método, pero lo importante es que, en realidad,
no tiene un método. Su modo de envejecer es sólo el resultado de ser como es. Otra persona, con
hábitos completamente distintos, pero con la misma fácil aceptación de sí mismo, envejecería igual-
mente bien. En nuestra sociedad recogemos cientos de indicaciones externas sobre cómo vivir, pero
la experiencia nos enseña, una y otra vez, que son las indicaciones internas las que debemos
obedecer. Prem Tío no elaboró su estilo de vida según una autoridad exterior. Desarrolló su propia
manera de vivir, moderada, cuerda y saludable. Casi todos los que envejecen con éxito hacen lo
mismo: siguen el instinto, buscando lo más adecuado para ellos.
El hecho de que la supervivencia efectiva sea tan individual no es un factor casual: figura entre los
más importantes. En una sociedad donde se nos adiestra automáticamente para buscar el consejo de
los expertos como autoridad exterior, donde se ahogan las indicaciones internas del cuerpo con un
torrente de directivas externas, el individuo aislado que derrota al sistema es una rareza. Los
científicos sociales se han dedicado a evaluar a esas personas y los resultados descubren llamativas
similitudes. En 1973, en una importante conferencia de gerontología que se llevó a cabo en la
Universidad de Duke, se presentaron tres estudios donde se describía al tipo de persona que puede
llegar a una vejez saludable, de 85 a 100 años (esas personas equivalen a menos del 5 por ciento de
la población actual). En su investigación de psicología, realizada en la Universidad de Chicago,
Bernice Neugarten se concentró en la «satisfacción de vida», que encierra cinco factores. La persona:
1. Encuentra placer en las actividades diarias
2. Considera que su vida tiene sentido
3. Cree haber alcanzado sus principales objetivos
4. Tiene una positiva imagen de sí misma y se considera valiosa
5. Es optimista
A partir de su investigación en Harvard, el psicólogo George Vaillant tomó una perspectiva similar
(como hemos visto): la de la salud mental. Cree que los individuos más longevos son también los
mejor adaptados en su vida psicológica, estado que se caracteriza por:
1. Tener una vida familiar estable
2. Considerar su matrimonio como satisfactorio
3. Rara vez vivir solos
4. Continuar progresando en sus carreras
5. No tener enfermedades mentales incapacitantes
6. No ser alcohólicos
7. Tener menos enfermedades crónicas