Page 73 - Deepak Chopra - Cuerpos sin edad, mentes sin tiempo.
P. 73
73
distintos individuos; sin embargo, antes de que surgieran los hallazgos de Tufts se consideraba que el
envejecimiento normal incluía lo siguiente:
1. Masa muscular. El estadounidense medio pierde tres kilos de músculo por década a partir de la
edad adulta joven; la tasa de pérdida aumenta después de los 45 años.
2. Fuerza. La gente mayor es menos fuerte porque los haces de músculos y nervios motores
(llamados «unidades motrices») se han ido deteriorando. Entre los 30 y los 70 años la persona
media pierde el 20 por ciento de las unidades motrices de los músculos, con perdidas similares
en todos los grupos musculares grandes y pequeños de todo el cuerpo.
3. Tasa del metabolismo basal. La tasa metabólica basal (cuántas calorías necesita el cuerpo
para mantenerse) se deteriora un 2 por ciento por década a partir de los 20 años.
4. Grasa corporal. Entre los 20 y los 65 años, la persona media duplica su proporción de grasa
con respecto a la masa muscular. La vida sedentaria y los excesos en el comer pueden elevar
esta proporción aún más.
5. Capacidad aeróbica. Hacia los 65 años, la capacidad del cuerpo de utilizar eficientemente el
oxígeno declina entre un 30 por ciento y un 40 por ciento.
6. Presión sanguínea. La mayoría de los estadounidenses presentan un incremento parejo de la
presión sanguínea con la edad.
7. Tolerancia de azúcar sanguíneo. La capacidad del cuerpo de utilizar la glucosa de la sangre
declina con los años, elevando el riesgo de producir una diabetes tipo II.
8. Proporción colesterol/HDL. El colesterol total tiende a elevarse, tanto en hombres como en
mujeres hasta los 50 años poco más o menos; el colesterol HDL «bueno», que protege el
cuerpo contra las enfermedades del corazón, pierde terreno ante el colesterol LDL «malo», que
incrementa el riesgo de ataque cardiaco.
9. Densidad ósea. Los huesos tienden a perder calcio con la edad, tornando al esqueleto más
débil, menos denso y más quebradizo. Esta tendencia, si llega demasiado lejos, se convierte
en la enfermedad llamada osteoporosis.
10. Regulación de la temperatura corporal. La capacidad del cuerpo de mantener una temperatura
interna estable de 37 grados se debilita con la edad, haciendo a los ancianos más vulnerables
tanto al calor como al frío.
Cuando el equipo de Tufts descubrió que los diez biomarcadores podían revertirse en la gente
mayor, ofrecieron un amplio apoyo a los beneficios del ejercicio. Evans y Rosenberg consideran que
los más importantes son los dos primeros (masa muscular y fuerza), porque la tendencia del cuerpo a
duplicar su grasa y a perder la mitad de la masa muscular, hacia los 65 o 70 años, crea muchos de
los otros problemas del metabolismo. Tradicionalmente, uno de los marcadores clásicos del
envejecimiento ha sido el deterioro de las partes magras, expresión médica que designa a todos los
tejidos que no son grasa, es decir: huesos, músculos y órganos vitales.
Con cada década de vida, a partir de la juventud adulta, el estadounidense medio pierde tres kilos
de partes magras. Muchas de las personas que aumentan de peso cada vez más a partir de la edad
madura suponen que su problema es un exceso de grasa. Para los investigadores de Tufts, el
verdadero problema es una combinación de exceso de grasa con muy poco de partes magras,
especialmente músculos. La grasa y el tejido muscular no comparten el mismo metabolismo;
comparativamente, la grasa es mucho más inactiva. Sirve como tejido acumulador de energía,
mientras que el músculo es tejido consumidor de energía.
Si fueras miembro de una ciudad prehistórica de cazadores y cosecha-dores, te sería útil tener una
gruesa capa de grasa en el cuerpo. Las energías acumuladas proporcionan al cuerpo una reserva de
combustible para los tiempos de hambruna, y su capacidad aislante conserva el calor corporal en
invierno. Pero al ser biológicamente mucho menos activa, la grasa se adecúa mal a la vida moderna;
requiere muchas menos calorías para mantenerse que el tejido muscular (esto vale también para los
otros componentes de las partes magras, los huesos y los órganos vitales, pero en menor grado).
Quien tenga más músculo que grasa tendrá una tasa metabólica más veloz y, por lo tanto, podrá
comer más sin aumentar de peso.
Los gerontólogos han descubierto que el músculo tiene mucha responsabilidad en la vitalidad
general del cuerpo, más de la que se suponía, incluso entre los médicos. Basándose en su