Page 74 - Deepak Chopra - Cuerpos sin edad, mentes sin tiempo.
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         investigación,  Evans  y  Rosenberg  sostienen  que  la  masa  muscular  es  crítica,  junto  con  la  fuerza;
         afirman que, al adquirir músculos en años avanzados, los ancianos pueden rejuvenecer notablemente
         toda su fisiología. Puesto que la proporción de pérdida de partes magras se acelera a partir de los 45
         años, el equipo de Tufts se concentra en programas de ejercicios a gran escala para los grupos de
         edad superior a los 45 años, invirtiendo nuestra programación social, según la cual la actividad física
         vigorosa corresponde a los jóvenes.
            Antes se consideraba que la pérdida de fuerza muscular era inevitable al aumentar la edad. Los
         grupos  de  músculos  de  todo  el  cuerpo  están  conectados  al  sistema  nervioso  central  por  medio  de
         nervios  motores.  Nervios  y  músculos  juntos  componen  las  «unidades  motrices»;  estudiando  cortes
         transversales  de  tejido  muscular,  los  fisiólogos  determinaron  que  las  unidades  motrices  se  pierden
         con los años.
            El grupo de Tufts probó decisivamente que esta tendencia se puede revertir. Se sometió a doce
         hombres,   cuyas  edades   variaban  entre  los  60  y  los  72  años,  a  tres  sesiones  semanales  de
         levantamiento de pesas, bajo supervisión, durante tres meses. Se les pedía que se entrenaran al 80
         por  ciento  de  su  «máximo  de  repetición»,  el  mayor  peso  que  pudieran  levantar  de  un  intento.  Al
         terminar  el  experimento, la fuerza de los hombres había aumentado dramáticamente; el tamaño de
         sus cuadriceps era más del doble y los poplíteos se habían engrosado a más del triple. Al terminar el
         programa,   estos  ancianos  podían  levantar  cajas  más  pesadas  que  los  jóvenes  de  25  años  que
         trabajaban en el laboratorio. Igual éxito se obtuvo con un programa de levantamiento de pesas más
         suave para personas mayores de 95 años.
            La clara implicación es que debemos reexaminar nuestra idea de «tomarse las cosas con calma»
         al envejecer. El mismo régimen de ejercicios que desarrolla los músculos tiene un efecto sagrado y
         ayuda a poner en línea a los otros biomarcadores. Mejoraron la presión arterial y la tolerancia del azú-
         car  sanguíneo,  se  revirtió  la  típica  declinación  metabólica  de  la  ancianidad  y  se  estabilizó  la
         capacidad del cuerpo de regular su temperatura interna. El buen estado físico también se relaciona
         íntimamente   con  el  bienestar  general;  aunque  no  era  ése  el  objetivo  primordial,  el  equipo  de  Tufts
         tuvo la alegría de descubrir que sus sujetos se sentían mucho más jóvenes y de mejor ánimo que en
         muchos años.
            ¿Cuánto ejercicio hace falta para alcanzar estos beneficios? En el laboratorio, el tipo de actividad
         variaba ampliamente según lo que se estudiara: apenas veinte minutos de caminata, tres veces por
         semana, mejoraba la proporción de colesterol/HDL, pero el ejercicio, para ser más efectivo, debe ser
         indicado  individualmente,  tomando  en  cuenta  el  peso,  la  edad  y  el  estado  físico.  Si  miramos  hacia
         atrás en la historia, los beneficios de mantener la actividad física durante toda la vida eran evidentes
         en  los  tiempos  antiguos.  En  las  sociedades  de  cazadores  y  cosechadores,  nuestros  ancestros
         humanos se mantenían altos y erguidos. Tenían excelentes huesos y músculos, que conservaban a
         toda  edad  (la  extendida  incidencia  de  la  artritis  es  una  flagrante  excepción;  la  osteoporosis,  en
         cambio,  era  prácticamente  desconocida).Todo   él  mundo  se  mantenía  en  buenas  condiciones  y
         físicamente activo hasta el final de la vida. Comparemos esto con la Norteamérica moderna, donde
         los promotores de la salud divulgan el concepto de «mantenerse en buen estado para toda la vida»,
         mientras  que  las  estadísticas  revelan  que  el  40  por  ciento  de  los  norteamericanos  adultos  son
         completamente sedentarios (el porcentaje es mucho más elevado entre los ancianos) y sólo el 20 por
         ciento se puede considerar activo en un sentido razonable.

            El valor del equilibrio

         Antes  de  decidir  que  la  manera  de  evitar  el  envejecimiento  es  trabajar  mucho,  ten  en  cuenta  que
         «trabajo»,  según  la  física,  no  es  sinónimo  de  sudor  y  esfuerzo.  Es  necesario  el  trabajo  para  crear
         orden  y  oponerse  a  la  fuerza  de  la  entropía.  El  ejercicio  tiene  un  efecto  cuántico,  sin  importar  lo
         mucho   o  lo  poco  que  hagas,  pues  brinda  al  cuerpo  la  posibilidad  de  restaurar  sutiles  patrones  de
         funcionamiento; La naturaleza cuántica del ejercicio ha emergido con lentitud a través de pequeñas
         investigaciones.  En  los  años  sesenta,  un  fisiólogo  sueco  llamado  Bengt  Saltin  quiso  observar  los
         efectos que tenía sobre el cuerpo humano el reposo absoluto en cama. A los pacientes gravemente
         enfermos siempre se les había indicado recuperarse en cama, pero había algunas dudas de que este
         consejo  fuera  prudente.  Saltin  pidió  a  cinco  jóvenes,  cuyo  estado  variaba  entre  lo  excelente  y  lo
         sedentario, que permanecieran, tres semanas acostados en la cama las veinticuatro horas del día. Al
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