Page 87 - Deepak Chopra - Cuerpos sin edad, mentes sin tiempo.
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LA AMENAZA INVISIBLE
Envejecimiento, estrés y ritmos corporales
Desde hace más de cincuenta años, los fisiólogos saben que los animales sometidos a estrés
envejecen con mucha celeridad. Si pones a un ratón en una grilla eléctrica y le aplicas descargas, no
necesitas elevar la potencia a un nivel letal para matarlo. Aplicándole simplemente descargas muy
leves a intervalos irregulares, despertarás la reacción del ratón al estrés. Cada vez que esto sucede,
el cuerpo se descompone un poquito. Al cabo de pocos días sometido a esa tensión, el ratón morirá,
y la autopsia revelará que sus tejidos presentan muchas señales de envejecimiento acelerado. Como
las descargas en sí eran leves, la causa de la muerte no fue la tensión externa, sino la reacción del
ratón: su cuerpo se mató a sí mismo.
De modo similar, los humanos podemos soportar tensiones extraordinarias del medio, pero si se
nos exige demasiado, nuestra respuesta al estrés se vuelve contra el propio cuerpo y comienza a
provocar descomposturas, tanto en lo físico como en lo mental. En la guerra, que es un estado de es-
trés continuo y extremado, todos los soldados de líneas fronterizas caen, tarde o temprano, en una
neurosis de guerra o en la fatiga de combate si son mantenidos bajo fuego demasiado tiempo; ambos
síndromes son señales de que el cuerpo excede sus propios mecanismos de resistencia.
El cerebro humano retiene una memoria primitiva que está programada para enfrentar cada
tensión, básicamente del mismo modo que nuestros antepasados se enfrentaban con los tigres
sables. Si alguien te apunta con una pistola y amenaza con disparar, instantáneamente efectúas un
dramático salto a un estado de atención intensificada. En todo tu cuerpo estalla una respuesta que te
exige luchar o huir, preparándote para la acción. Un mensaje de alarma del cerebro libera un torrente
de adrenalina de la corteza suprarrenal, que corre por la sangre y altera por completo el
funcionamiento habitual del cuerpo.
La mayor parte del tiempo, tus células están ocupadas en la renovación; más o menos el 90 por
ciento de la energía celular se aplica normalmente a producir proteínas nuevas y a fabricar ADN y
ARN. Sin embargo, cuando el cerebro percibe una amenaza, el proceso de construcción es puesto a
un lado. Ya decidas luchar, ya huir, tu cuerpo necesita un fuerte arranque de energía para impulsar
los músculos. Para permitir esto, el estilo normal de metabolismo que construye el cuerpo, llamado
metabolismo anabólico, se convierte en su opuesto, el metabolismo catabólico, que descompone los
tejidos.
La adrenalina lanza una cascada de respuestas: se eleva la presión sanguínea, los músculos se
tensan, la respiración se hace rápida y poco profunda, se anulan el deseo sexual y el hambre, la
digestión cesa, el cerebro se torna hiperalerta y los sentidos, misteriosamente agudos (en momentos
de intenso temor, como en batalla, los soldados se oyen a sí mismos respirar como si fueran fuelles y
los ojos del enemigo que se acerca parecen grandes como platillos). Como expediente temporal, la
respuesta de estrés es vital, pero, si no termina a tiempo, los efectos del metabolismo catabólico son
desastrosos. En situaciones prolongadas cada aspecto de la excitación bajo estrés conduce a un
trastorno específico:
RESPUESTA ENFERMEDAD RESULTANTE
Energía movilizada Fatiga, destrucción muscular,
diabetes
Actividad cardiovascular aumentada Hipertensión inducida por estrés
Digestión suprimida Ulceración
Crecimiento suprimido Enanismo psicogénico
Reproducción suprimida Impotencia, pérdida de libido,
interrupción de la menstruación
Supresión de la respuesta Mayor riesgo de enfermedad
inmunológica
Mayor agudeza de pensamiento y Daño neuronal o muerte
percepción