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CONDICIONES MATERIALES Y FINES IDEALES
progreso futuro.Quienes esto demandan muestran,por sus propias deman-
das, que todavía no han comprendido hasta qué punto la mera conservación
de todo lo que hemos logrado depende de la coordinación de los esfuerzos
individuales mediante fuerzas impersonales.
* * *
Tenemos que volver nuevamente al punto crucial: que la libertad indi-
vidual no se puede conciliar con la supremacía de un solo objetivo al cual
debe subordinarse completa y permanentemente la sociedad entera.La única
excepción a la regla de que una sociedad libre no puede someterse a un solo
objetivo la constituyen la guerra y otros desastres temporales, circunstan-
cias en las que la subordinación de casi todo a la necesidad inmediata y apre-
miante es el precio por el cual se preserva a la larga nuestra libertad. Esto
explica también por qué son tan equívocas tantas de las frases de moda respecto
a la aplicación con fines de paz de lo que hemos aprendido a hacer con fines
de guerra:es razonable sacrificar temporalmente la libertad para hacerla más
segura en el futuro;pero no puede decirse lo mismo de un sistema propuesto
como organización permanente.
A ningún propósito singular debe atribuirse en la paz una preferencia
absoluta sobre los demás, y esto vale incluso para aquel objetivo que por el
común consenso ocupa ahora el primer lugar:la supresión del paro.Sin duda,
éste tiene que ser el objetivo de nuestros mayores esfuerzos; pero aun así,
ello no significa que se deba permitir a esta finalidad que nos domine hasta
excluir toda otra cosa; que, según el dicho irreflexivo, deba lograrse «a cual-
quier precio».Es,en efecto,en este campo donde la fascinación de vagas pero
populares frases,como la «plena ocupación»,puede muy bien conducir a me-
didas extremadamente miopes, y donde el categórico e irresponsable «tiene
que hacerse a toda costa»,de los idealistas ingenuos,es probable que ocasione
el mayor daño.
Es de la máxima importancia que nos acerquemos con los ojos abiertos
a la tarea que en este campo habrá de afrontarse después de la guerra, y que
nos hagamos cargo lúcidamente de qué es lo que cabe lograr.Uno de los rasgos
dominantes de la situación al término de la guerra lo constituirán los cien-
tos de miles de hombres y mujeres que por las especiales necesidades del
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