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CAMINO DE SERVIDUMBRE
conflicto habrán sido atraídos a tareas especializadas en las que, durante la
guerra,han conseguido ganar salarios relativamente altos. En muchos casos
no habrá posibilidad de mantener empleado al mismo número de personas
en estas particulares industrias.Será de una necesidad urgente transferir gran
número de personas a otros oficios, y muchas de ellas encontrarán que el
trabajo que pueden realizar no está tan bien remunerado como su empleo
durante la guerra.Ni siquiera la readaptación,que sin duda deberá suminis-
trarse en una liberal escala,puede enteramente dominar este problema.Que-
dará todavía mucha gente que, si hubiera de ser pagada de acuerdo con lo
que sus servicios valdrán entonces para la sociedad, bajo cualquier sistema
tendrá que contentarse con una reducción de su posición material compa-
rada con la de otros.
Si entonces los sindicatos obreros se oponen con éxito a toda reducción
de los salarios de los grupos particulares en cuestión, sólo quedarán abier-
tas dos alternativas: o habrá de usarse la coerción, es decir, tendrá que selec-
cionarse a ciertas personas para su transferencia obligatoria a otras posicio-
nes relativamente peor pagadas,o habrá que consentir que quienes no pueden
ser empleados por más tiempo con los salarios comparativamente altos que
han ganado durante la guerra queden sin empleo hasta que estén dispues-
tos a aceptar una ocupación con un salario relativamente más bajo. Este pro-
blema surgiría en una sociedad socialista no menos que en cualquier otra, y
la gran mayoría de los trabajadores no se mostraría,probablemente,más in-
clinada a garantizar a perpetuidad los salarios presentes a quienes fueron
llevados a empleos extraordinariamente bien pagados por las especiales ne-
cesidades de la guerra. Una sociedad socialista usaría sin duda la coerción en
este caso. Lo que aquí nos interesa es que, si estamos determinados, cual-
quiera que sea el precio,a no permitir el paro y no estamos dispuestos a utili-
zar la coerción, nos veremos llevados a toda clase de desesperados expedien-
tes, ninguno de los cuales puede traer una ayuda decisiva, pero todos ellos
contribuirán a estorbar gravemente el uso más productivo de nuestros recur-
sos. Debe en especial señalarse que la política monetaria no puede suminis-
trar una cura real para esta dificultad, si se exceptúa una general y conside-
rable inflación suficiente para elevar todos los demás salarios y precios con
respecto a aquellos que no pueden bajarse; inflación que, por lo demás, trae-
ría el resultado deseado, no de otro modo que efectuando encubiertamente
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