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CAMINO DE SERVIDUMBRE
Los que leen a Walter Lippmann,a Stuart Chase ,o la discusión de Fortune
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sobre el mundo de posguerra leerá también a Hayek. Suele ser menos con-
creto que Lippmann o que Chase; pero su pensamiento es algo más incisivo,
precisamente porque es más abstracto.El estilo de Hayek es ameno y ocasio-
nalmente inspirado.
No debemos ignorar este libro.
J. MARSCHAK
Prólogo de John Chamberlain a la edición americana
Los slogans de nuestro tiempo se expresan con una variedad de términos:
«pleno empleo»,«planificación»,«seguridad social»,«liberación de la escasez».
La realidad de nuestro tiempo sugiere que ninguna de estas cosas deben man-
tenerse cuando se convierten en objetos conscientes de la política guber-
namental. Son palabras falsas. En Italia corrompen a un pueblo y lo condu-
cen a la muerte bajo el ardiente sol africano. En Rusia se dio el primer Plan
Quinquenal; y se dio también la liquidación de tres millones de kulaks. En
Alemania hubo pleno empleo entre 1935 y 1939; pero 600.000 judíos ya han
sido privados de sus propiedades,dispersados a los confines de la tierra,o yacen
en fosas comunes en los bosques polacos.Y en Estados Unidos la bomba nunca
se llenó tras los sucesivos intentos;sólo la guerra salvó a los políticos del «pleno
empleo».
Hoy sólo un puñado de autores han osado establecer una conexión entre
nuestros slogans y el terror que acosa al mundo moderno. Entre estos auto-
res se halla F.A. Hayek, economista austriaco que ahora vive en Inglaterra.
Habiendo presenciado el congelamiento de los sistemas sociales y económi-
cos alemán, italiano y de los países danubianos, Hayek está horrorizado al
10. [Contable, escritor freelance y autor estadounidense Stuart Chase (1888-1985) fue un escri-
tor popular en el periodo de entreguerras. Fue autor del libro The Tragedy of Waste (Nueva York:
Macmillan, 1925) y escribió el prólogo para el libro de Thorstein Veblen, The Theory of the Leisure
Class (Nueva York:Modern Library,1934).Para más información sobre Walter Lippmann,véase capí-
tulo II, nota 8. —Ed.]
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