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INTRODUCCIÓN

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               Hayek «la idea de que la democracia es peligrosa y ha de ser limitada». Hacia
               el final del libro (publicado,recordémoslo,en 1945) nos encontramos con que
               Finer constata «el total desprecio hitleriano por el hombre democrático tan
               perfectamente expresado por Hayek». 78  Otros sabios del día expresaron
               lindezas como estas:George Soule,por ejemplo,no dudó en calificarle de «pre-
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               dilecto de la Cámara de Comercio». El diario de tendencia izquierdista PM
               lanzó una revelación escandalosa diciendo cómo los intereses empresariales
               promovían la «venta» del mensaje de Hayek.Las frases finales del autor captan
               bien la percepción popular de la recepción del libro en Estados Unidos: «El
               libro de Hayek —y el trato del Look y del Reader’s Digest— proporcionó a
               las grandes empresas la oportunidad de difundir desconfianza y temor respecto
               al New Deal. La Gran Empresa aprovechó la oportunidad.» 80
                  Quizá reconociendo que nada vende mejor que la controversia, la edito-
               rial envió a Hayek una copia del libro de Finer cuando éste apareció en diciem-
               bre de 1945, y preguntaba si le gustaría añadir un nuevo capítulo al final en
               la siguiente edición de Camino de servidumbre, en el que replicaría a sus
               críticos. Hayek trabajó en este postscriptum saltuariamente durante unos
               cuantos años. Existe un esbozo parcialmente completo, fechado en 1948, en
               sus archivos, y algunos elementos de este texto acabaron siendo incorpo-
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               rados al prólogo de 1956. Es notable,y característico,cómo en su respuesta
               Hayek mantuvo una ejemplar contención ante sus críticos, tratando de ex-
               plicar las diferencias en la recepción que recibió en Inglaterra y en los Estados
               Unidos, e insistiendo de nuevo sobres las diferentes experiencias que los
               pueblos de ambos países habían tenido con respecto al socialismo. 82

                  77. Ibid., p. 36. Es cierto que Hayek creía que los límites constitucionales eran esenciales para
               proteger a los individuos contra la «tiranía de la mayoría». Pero se oponía a la planificación, no a la
               democracia.Y realmente, si su argumento es correcto, la democracia es más plausible que sea preser-
               vada bajo instituciones políticas y económicas liberales que bajo la planificación,sea cual fuere la forma
               que pueda adquirir.
                  78. Ibid., p. 210.
                  79. George Soule, «The Gospel according to Hazlitt: A Review of Economics in One Lesson»,
               The New Republic, vol. 115, 19 de agosto de 1946, p. 202.
                  80. Croswell Bowen, «How Big Business…», op. cit., p.16.
                  81. F.A. Hayek, «Postscript», Hayek Papers, caja 106, carpeta 8, Hoover Institution Archives.
                  82. Véase el prólogo de 1956 para la edición americana en rústica en este volumen, pp. 41-42.
               Una atenta lectura del «postscriptum» de 1948 muestra que la respuesta inicial de Hayek fue menos

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