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CAMINO DE SERVIDUMBRE
de que, una vez publicado el libro por el actual editor, se empezara a vender
a un ritmo casi sin precedentes para una obra de este tipo, no destinada al
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gran público. Y también me sorprendió la violenta reacción por parte de
ambas alas políticas, así como el generoso elogio que recibió el libro en
algunos ambientes y el intenso odio que suscitó en otros.
Al contrario de lo que sucedió en Inglaterra,parece que en América el tipo
de personas a las que este libro se dirigió principalmente lo rechazó por con-
siderarlo un ataque malicioso y fraudulento a sus ideales más nobles; pare-
ce que no se pararon a examinar sus argumentos. El lenguaje empleado y la
emoción que manifestaron algunas de las críticas más desfavorables fueron
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en realidad bastante extraordinarios. Pero apenas menos sorprendente fue
para mí la entusiasta acogida que prestaron al libro muchas personas que jamás
habría pensado que leerían un ensayo de este género —y de muchos más de
los que sigo dudando que lo leyeran efectivamente—. Debo añadir además
que la forma en que a veces se utilizó hizo que comprendiera la verdad de la
observación de Lord Acton, según la cual «en todos los tiempos los amigos
sinceros de la libertad fueron raros,y sus triunfos se debieron a minorías que
su calidad.W.T. Couch, entonces director de la University of Chicago Press, envió a Miller una carta
el 7 de octubre de 1949 diciéndole que estaba equivocado. Couch ofreció una prueba documental en
el sentido de que la University of Chicago Press no esperaba que el libro tendría una gran difusión,
y pedía a Miller que rectificara en la próxima edición de su libro. En su respuesta a Couch, Miller
prometió eliminar las líneas ofensivas, pero también calificaba el libro de Hayek de «producto des-
preciable», llegando a hacer la afirmación, reproducida en su artículo en The Freeman, a la que Hayek
alude en su nota. —Ed.]
8. No poco de ese éxito debe atribuirse a la publicación de una versión reducida en Rider’s Digest,
y debo expresar aquí públicamente mi reconocimiento a los editores de esta publicación por la exce-
lente versión que se llevó a cabo sin mi asistencia. Es inevitable que la necesidad de condensar un
tema tan complejo en una fracción de su extensión originaria produzca algunas simplificaciones exce-
sivas, pero es un resultado notable haberlo hecho sin distorsiones y mejor de lo que lo habría hecho
yo mismo. [Hayek expone este episodio más ampliamente en Hayek on Hayek, cit., 104-5 {p. 101 de
la ed. española}; véase mi introducción, pp. 18-22. —Ed.]
9. Al lector que quisiera ver un ejemplo de insulto e invectiva, que tal vez sea único en la discu-
sión académica contemporánea,recomiendo una lectura del profesor Herman Finer,Road to Reaction
(Boston,1945).[Hayek en un principio pensó presentar una demanda por difamación,pero finalmente
le mandó una carta rompiendo sus relaciones con él. Para más información sobre el caso Finer, véase
mi introducción en este volumen, p. 44. —Ed.]
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