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CAMINO DE SERVIDUMBRE

                  Pero la impresión obtenida bajo el gobierno laborista es que tales inhibiciones
                  son entre los socialistas ingleses más débiles de lo que lo fueron entre sus
                  compañeros alemanes que veinticinco años antes les precedieron.Ciertamente,
                  los socialdemócratas alemanes, en los años veinte, en condiciones iguales o
                  más difíciles,no se acercaron tanto a la planificación totalitaria como ha hecho
                  el gobierno laborista inglés.
                     Como no puedo examinar aquí en detalle los efectos de estas políticas,
                  me limitaré a citar los juicios sumarios de otros observadores menos sospe-
                  chosos de tener opiniones preconcebidas. Algunos de los juicios más nega-
                  tivos, en efecto, provienen de hombres que no mucho tiempo antes habían
                  sido miembros del partido laborista. Ivor Thomas, en un libro dirigido,
                  según parece, a explicar por qué había dejado ese partido, llega a la conclu-
                  sión de que, «desde el punto de vista de las libertades humanas fundamen-
                  tales,hay poco que elegir entre comunismo,socialismo y nacional-socialismo.
                  Son todos ellos ejemplos de Estado colectivista o totalitario [...]; en su esen-
                  cia, el socialismo no sólo es como el comunismo, pero tampoco es diferente
                  del fascismo.» 24
                     El desarrollo más serio es el aumento de las medidas de coacción admi-
                  nistrativa arbitraria y de la opresora destrucción del fundamento de la
                  amada libertad inglesa, el imperio de la ley (la Rule of Law) exactamente
                  por las razones aquí discutidas en el capítulo VI. Este proceso, desde luego,
                  había comenzado mucho antes de que llegara el gobierno socialista y se había
                  acentuado con la guerra. Pero los intentos de planificación económica bajo
                  el poder de los laboristas lo llevaron hasta un punto que hace difícil decir
                  si «el gobierno de la ley» prevalece aún en Inglaterra. El «nuevo despo-
                  tismo», contra el que un presidente de la Corte Suprema puso en guardia
                  a Gran Bretaña hace veinticinco años, no es ya, como ha observado recien-
                                                                            25
                  temente The Economist, un simple peligro, sino un hecho probado. Es un

                     24. Ivor Thomas, The Socialist Tragedy (Londres: Latimer House, Ltd.), 1949, pp. 241 y 242. [Es-
                  critor,periodista,miembro laborista del Parlamento,Ivor Thomas (1905-1993) escribió para The Times
                  y The New Chronicle, y posteriormente fue editor del The Dailey Telegraph. Abandonó el Partido
                  Laborista en 1948, pasando posteriormente al Partido Conservador. Thomas cambió su nombre por
                  Bulner-Thomas. —Ed.]
                     25. En un artículo publicado en el número del 19 de junio de 1954, dedicado a discutir el Report
                  on the Public Inquiry Ordered by the Minister of Agriculture into the Disposal of Land at Crichel

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