Page 82 - PRIMERAS PAGS CAMINO SERVIDUMBRE.qxp
P. 82
PREFACIO A LA EDICIÓN DE 1956
despotismo ejercido por una burocracia totalmente consciente y honesta,
en nombre de lo que ellos creen sinceramente que es el bien del país. Pero,
a pesar de esto, es un gobierno arbitrario, en la práctica sin el control efec-
tivo del Parlamento;y su mecanismo puede utilizarse eficazmente para cual-
quier otro objetivo distinto de los beneficios para los que ahora se usa. Dudo
que un eminente jurista inglés haya exagerado cuando recientemente, en
un atento análisis de estas tendencias, llegó a la conclusión de que «hoy en
Inglaterra se vive al borde de una dictadura. La transición sería fácil, rápida,
y podría realizarse en la más completa legalidad. Se han dado ya tantos pasos
en esa dirección como consecuencia de los poderes absolutos que ejerce el
gobierno actual y de la ausencia de cualquier control efectivo, como los lími-
tes de una Constitución escrita o la existencia de una segunda Cámara con
poderes efectivos, que los pasos que queden por dar son en comparación
muy pocos.» 26
Para un análisis más detallado de las políticas económicas del gobierno
laborista inglés y de sus consecuencias,no puedo hacer nada mejor que infor-
mar al lector sobre el trabajo del profesor John Jewkes, Ordeal by Planning
Down (Cmd.9176;Londres:H.M.Stationery Office,1954),documento que merece un atento examen
por parte de quienes están interesados por la psicología de una burocracia planificada. [El artículo del
Economist a que se refiere Hayek es, «What is the Public Interest», vol. 171, 19 de junio de 1954, pp.
951-52. El artículo describe cómo, en 1937, el Ministerio del Aire compró con la oposición de sus pro-
pietarios una extensión de terreno para destinarlo a campo de bombardeo. El terreno, parte de tres
granjas, estaba situado en Crichel Down, Dorset. Después de la guerra, el campo se transfirió a otros
ministerios y finalmente, mejorado, se vendió a un nuevo comprador. Durante todo el periodo, los
propietarios originarios intentaron sin éxito comprar o alquilar su terreno. El episodio lo tomaba The
Economist como «prueba evidente que venía a confirmar la sospecha creciente entre la población de
que la burocracia inglesa había crecido con arrogancia y sin preocuparse por los derechos de la pobla-
ción» (p. 951). El presidente de la Corte Suprema al que se refiere Hayek en el texto era a la sazón
Gordon Hewart, Primer barón de Bury (1870-1943), que ocupó el cargo desde 1922 a 1940. En su
libro The New Despotism (Londres: Ernest Benn Ltd., 1929; reimpreso, Westport, CT: Greenwood
Press, 1975), Hewart criticaba las leyes que otorgaban una amplia discrecionalidad a los ministerios
y departamentos responsables de ponerlas en práctica, discrecionalidad que les permitía interpretar
las leyes come consideraran conveniente, sin revisión o apelación significativa, o incluso cambiar las
propias leyes. Hewart pensaba que esto «tenía el efecto de establecer un campo amplio y creciente de
la autoridad ministerial más allá del ámbito de la ley ordinaria» (p. 11). —Ed.]
26. G.W. Keeton, The Passing of Parliament (Londres: Ernest Benn Ltd., 1952), p. 33.
81