Page 340 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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El canto religioso con "testigo"  329
       vio, y, lo que es más todavía, despreocupado de su propia alma, aun-
       que Dios  le hubiese otorgado miles de miles de carismas y hubiera
       sido elevado al rango de los mártires. Y la razón de ello está en lo que
       dijo el Profeta: "¿Acaso no se ha preocupado su corazón de una cosa
       criada?" Y lo más grave de todo es que esa maldad se la considera
       cosa leve y despreciable. Que es lo mismo que dice Dios (Alcorán,
       XXIV, 14): "Ellos lo consideran leve, cuando a los ojos de Dios es
       enorme." El Wasití (1) decía a este propósito que, cuando Dios quie-
       re abandonar a uno de sus siervos, lo entrega a esos hombres sucios
       y asquerosos. Y yo oí a Abuabdala  el sufí referir estas palabras de
       Fath el de Mosul: "Treinta maestros de espíritu he tenido, todos los
       cuales eran considerados como abdales (2), y todos ellos me hicie-
       ron, al abandonarlos, esta misma recomendación: "Teme el trato de
       los jóvenes." Sigue luego diciendo el Coxairí: "Y aquellos que en esta
       materia tratan de excusar su maldad insinuando que es una prueba
       a que Dios somete a las almas, la cual nada tiene de malo, o trayendo
       a colación las tentaciones que experimentan los que se sirven del tes-
       tigo y los casos ejemplares que se cuentan de algunos maestros de
       espíritu, sería mejor que corriesen el velo sobre sus villanías y vicios,
       pues eso es muy parecido al politeísmo y muy próximo a la infideli-
       dad. Guárdese, pues, el novicio de conversar y tratar con los jóvenes,
       pues su trato, aunque sea breve, abre la puerta del abandono de Dios
       e inicia su alejamiento. ¡Líbrenos Dios del decreto malo!" Hasta aquí
       el texto del Coxairí.
          Por lo que toca a los requisitos que deben observar en la práctica
       del canto religioso, uno de ellos es que no permitan esté presente quien
       no siga su misma regla de vida o que, aunque la siga, sea de aquellos

         (1)  Abubéquer  el  Wasiti,  escritor  sufí  oriental, que murió  el año 953
       de  J. C.
         (2)  En  el tecnicismo esotérico de los místicos musulmanes se llaman así
       los hombres devotos y santos por cuya mediación  libra Dios  al mundo, en
       cada época, de los castigos temporales a que por sus pecados se hace acreedor.
       Son, pues,  los que desagravian  la  ira de Dios con sus virtudes y oraciones.
        Etimológicamente la palabra signica "los sustitutos". Cfr. Asín, Abenmasarra,
       op.  cit., 141-142, nota  3, y Risalat al-cods, §  17, nota  1.
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