Page 348 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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Presencia de Dios, humildad, caridad fraterna  337
       mientras esa persona está en coloquio con Dios, y vuelve luego a visi-
       tarlo, prepárase para recibirlo con temor reverencial y respeto, por si
       acaso le dirige otra vez alguna de aquellas miradas que le dirigió an-
       tes de abandonarle. Si así obra, habrá cumplido [107] lo que la buena
       cortesía exige en el trato con Dios, pues lo trata como la Majestad di-
       vina reclama. Pero este grado de perfección es raro de encontrar y son
       pocos los que lo gustan.
          Cuando ven con sus propios ojos a un pecador en  el acto mismo
       de pecar, no por eso creen que, después de consumar su pecado, haya
       de seguir obstinado pecando en lo futuro, sino que, antes bien, dicen:
       "Quizá se haya arrepentido de corazón o,  si no, quizá sea de aque-
       llos a quienes los pecados no les han de dañar en definitiva, por una
       particular providencia que con ellos tendrá el Creador, cuando lleguen
       al fin de su vida." No piensan, pues, mal de nadie, a no ser de aquel
       cuya maldad Dios mismo les revela que es cierta; y aun entonces, si
       alguien les niega eso que por revelación de Dios conocen ser verdad,
       no por ello se quejan. No hacen mal a nadie, ni le injurian o menos-
       precian. El que se considera a sí mismo en más que a su prójimo, sin
       conocer bien cuál es su propio rango espiritual y cuál es el de su pró-
       jimo..., es un necio a los ojos de Dios, está equivocado por completo
       y vacío de bondad, aunque de Dios haya recibido las gracias de ilu-
       minación que haya recibido, pues no es esa conducta propia de los
       sufíes, ya que el menospreciar al prójimo, por poseer el don de la cien-
       cia, equivale esencialmente a menospreciarlo por Dios, y esto es  la
       muerte de la santidad.
          Una (1) de las cualidades de los sufíes es la disciplina ascética, o
       sea, la corrección y enmienda de los hábitos morales, la purgación del
       alma de todo hábito bajo y su revestimiento de todo hábito conforme
       a la ley religiosa...
          Jamás llaman a su fámulo para que les haga lo que necesitan, y si
       el fámulo  les hace algo que no casa bien con  lo que ellos querían,

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         (1)  Suprimo un breve pasaje (pág.  107,  1." — 1."  16), cuyo sentido no
       alcanzo, por estar plagado de erratas  el texto,  difícil de restablecer.
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