Page 351 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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340          Parte III.—Textos: Amr, 109, 110
        ciudades; vagar por los montes, por  el fondo de los valles, por las
        orillas del mar; habitar asiduamente en los desiertos.
          Otro género de vida es el consagrarse a satisfacer las necesidades
        espirituales de los fieles; pero esto, después de haberse vaciado ya  el
        alma de sí misma, pues el que lo hace antes, se expone al peligro de
        buscar con ello  el prestigio social y la honra mundana, porque los
        fieles se le acercarán, se situarán como criados a su puerta y seguirán
        apiñados tras su cabalgadura. El amor propio entonces le engañará,
        haciéndole creer que todo eso es virtud y diciéndole: "Eso no lo haces
        más que por Dios, pues de ello ningún provecho personal sacas." Mas
        si ese desgraciado supiera lo que le conviene, comenzaría por satis-
        facer antes las necesidades espirituales de su alma, desatando las  li-
        gaduras de sus propias pasiones y libertándose de  la esclavitud de
        Satán. Pero no se da cuenta de ello...
          Otra cualidad de los sufíes es la continencia, o sea, que el alma
        debe contentarse con lo que Dios le envía, sin apetecer más.
          Otra es la gratitud para con Dios, tanto por la felicidad, como por
        la desgracia. Esta es la regla habitual entre ellos.
          Otra costumbre de los sufíes es que no se rasuran la barba, ni se
       cortan el pelo ni las uñas, ni se despojan del hábito que regalan a otro,
       sin purificarse previamente, porque no quieren abandonar cosa alguna
       sin que, al abandonarla, estén purificados [110]..., y en esto se en-
       cierra un maravilloso misterio.
          Otra cualidad característica es el empleo constante de la súplica a
       Dios, para cumplir así los deberes que de ellos reclama su propia
       condición de siervos. A Dios, pues, acuden en todas sus necesidades, y
       no a las criaturas, porque convencidos de que todas las cosas están en
       la mano de Dios, de nada les sirve el acudir a quienes no tienen, como
       Dios, la facultad de crear.
          Cualidades de los sufíes son también la pobreza, el propio despre-
       cio, la indigencia, la humildad, la sumisión y la humillación; pero todo
       ello por Dios, es decir, para poner así de manifiesto los nombres di-
       vinos que se oponen a esas cualidades, pues no conoce el misterio que
       aquellos nombres divinos encierran, sino el que se reviste de las cua-
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