Page 397 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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386 Parte III.—Textos: Mawaqui, 138, 200, 56, 57
Somete, después, tu alma bajo la autoridad de alguien que te man-
de y te prohiba, haciéndote su discípulo y tomándolo por maestro y
director de conciencia, pues de otro modo no lograrías jamás que tus
actos se realizasen conforme a una voluntad ajena y, por lo tanto, no
abandonarías tu amor propio: aunque le impusieras a tu alma durante
toda la vida las más duras pruebas, no dejaría ella de seguir su amor
propio, puesto que era ella misma quien se las imponía; pues aunque
al alma se le revelasen así los más sutiles misterios de la contempla-
ción mística, tampoco por ello dejaría sus egoísmos y su soberbia,
mientras no se sometiese a la obediencia de otra alma como ella y se
dejara gobernar por sus preceptos y prohibiciones. Débese esto a los
espesos velos que al amor propio envuelven y al enorme politeísmo de
que el alma adolece. Así [sometiéndose a otro], el alma se eleva hasta
el Preceptor absoluto, sirviéndose de la obediencia a otro como de una
escala para ascender a El. Por eso dijo Dulnún el Misrí: "Todo acto
que no proceda de ajeno influjo, es un capricho del alma, y lo último
que sale de [57] los corazones de los sinceros amigos de Dios es el
amor de la primacía." (1). Y a Abuyezid el Bistamí (2) díjole Dios
mismo en una de sus contemplaciones: "Acércate a Mí con lo que nc
es mío: la vileza y la indigencia", aludiendo con ello a la desaparición
del amor de la primacía. Esfuézate, pues, hijo mío, en buscar un
maestro que te dirija...
[6.°—LA CONFIADA OBEDIENCIA AL MAESTRO ESPIRITUAL]
[111] Si encuentras un maestro al cual te sientas inclinado a res-
petar y reverenciar, ponte a su servicio y sométete a él, como si fueras
un cadáver entre sus manos, para que te gobierne como bien le plazca
y sin que tú personalmente te dirijas a ti mismo. Sólo así serás feliz
y estarás pronto a obedecerle en todo cuanto te mande y prohiba. Si
te manda ejercer un oficio manual, él sabe mejor que tú lo que te con-
viene más. Obedécele, pues, y ejerce aquel oficio, no porque a ti te
(1) Sobre Dulnún el Misrí, cfr. supra, parte segunda, IX, pág. 200.
(2) Famoso místico oriental, muerto en 874 de J. C.