Page 401 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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390      Parte III.—Textos;: Mawaqui, 196, 52, 53, 193
        da de lo que de él busca o de lo que el prójimo busca de él. Pero la
        humildad es noble y no cabe, por eso, concebirla en cualquiera. Es pa-
        trimonio exclusivo del místico perfecto, confirmado en la ciencia es-
        piritual.

                 [8.°—UTILIDAD DE LAS TRIBULACIONES]
          [52] Dios ha querido que las moradas no se logren..., sino por me-
        dio de actos de virtud. Alguien dirá quizá: "A veces también asciende
        el hombre, mediante la tribulación, hasta moradas a que no asciende
        mediante actos de virtud, pues la tribulación no es un acto." Pero eso
        es un error, porque la tribulación no otorga, por  sí misma, morada
        alguna jamás, ni eleva a nadie hasta Dios en grado. Si la tribulación,
        en cuanto tal, levantase a quien la sufre hasta Dios y otorgase por sí
        misma la felicidad eterna, los politeístas e infieles que son víctimas de
        tribulaciones lograríanla; y, sin embargo, para ellos la tribulación lo
        que hace es apresurarles el castigo divino... No otorga, pues, Dios las
        moradas a los que sufren tribulación, sino mediante  la paciencia y
        conformidad con que la soportan..., y la paciencia y la conformidad
        son actos de virtud, porque son estados de alma preceptuados por la
        revelación divina..., y la raíz de la felicidad universal está en confor-
        marnos con Dios en lo que manda y prohibe su ley..., y esta conformi-
        dad es una gracia que Dios otorga a algunos de sus siervos.
          Porque, sin embargo, conviene, hijo mío, que  el siervo de Dios
        crea firmemente que [53] no son sus propios actos los que le conducen
        al logro de aquellas moradas, sino únicamente la misericordia de Dios,
        que le otorga su gracia para obrar el bien y el poder de realizarlo y
        el premio, pues también el logro de la felicidad eterna, es decir, la en-
        trada en la mansión de la gloria, es una gracia gratuita que sólo se
        debe a la misericordia de Dios.
                    [9.°—ELOGIO DE LA TRISTEZA]
          [193] Es la tristeza el manto de honor con que se visten los que a
        Dios tratan con respetuosa cortesía. Dios se complace con  el entris-
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