Page 403 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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392       Parte III.— Textos: Mawaqui, 194, 77, 94, 133
       bien sea por otro motivo superior? Es cierto que no sentirás ya  la
       tristeza,  si eres en  tal medida perfecto, que tus contemplaciones no te
       ciegan. Mas si la posesión de aquella excelsa morada te ciega hasta el
       punto de no ver eso, será prueba evidente de que todavía eres hombre
       de pasión. ¡Ojalá que Dios infunda en mi corazón  la gracia de  la
        tristeza espiritual y de la sutil desolación!
          [10.°—TEORIA PSICOLOGICA DEL PROCESO ASCETICO MISTICO]

          [77] La raíz del logro de estos grados estriba en vaciar el espíritu
        de toda preocupación que te impida realizar con viva fe en tu espíritu
        lo que oyes, ves, dices o haces con cualquiera de los órganos corpóreos
        en la morada mística en que estés. Si no desocupas tu espíritu de ideas
        ajenas para poder realizar con fe viva lo que oyes, tampoco tus órga-
        nos corpóreos estarán desocupados para revestirse de los hábitos de
        virtud correspondientes...
          [94] No lograrás las moradas, hijo mío, mientras no te unas con
        Dios; ni te unirás, mientras no te anonades; ni te anonadarás, hasta
        que tengas fe viva; ni la tendrás, hasta que practiques habitualmente
        los actos de virtud correspondientes a cada morada; ni adquirirás es-
        tos hábitos, hasta que Dios te ayude con su gracia; ni, finalmente, ob-
        tendrás ésta, hasta que te acompañes de alguien que a su vez posea ya
        aquellos hábitos que son fruto de la divina gracia. Si te acompañas de
        él, obtendrás la gracia, y con la gracia el hábito de la virtud, y con la
        virtud habitual la fe viva, y con la fe viva  el anonadamiento, y con
        éste la unión.
          [133] Si al llegar a una morada se ve privado el místico de la ilu-
        minación de alguno de los misterios propios de aquella morada, debe
        retornar al principio de su preparación ascética..., y una vez que haya
        logrado la plena posesión de la virtud correspondiente, logrará también
        la plena posesión de la morada en el mundo espiritual. Procura, hijo
        mío, formal te una idea clara y distinta de este misterio esotérico, que,
        a juicio nuestro y a juicio de nuestros colegas, es muy difícil de com-
        prender.
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