Page 454 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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Ultimos grados de la iluminación 443
Si no te detienes, se te revelarán los varios grados de gloria del pa-
raíso, con sus distintos premios o deleites, estando de pie sobre un es-
trecho camino desde el cual verás a la vez los diferentes pisos del in-
fierno con sus distintos suplicios. Se te revelará también cuáles son los
actos humanos, que conducen a cada una de estas dos mansiones.
Si [23] no te detienes, se te revelarán los espíritus que mueren de
amor en la contemplación divina, quedándose en ella estupefactos y
ebrios, bajo el imperio de la emoción extática. El estado místico de
estos tales te invitará, pero si no te detienes ante esa invitación, se te
revelará una luz, en la cual no verás otra cosa que a ti solo; una emo-
ción intensa y una sed ardiente se apoderará de ti, experimentando a
la vez un tal deleite en Dios, como jamás lo sentiste anteriormente; a
tus ojos, todo cuanto hasta entonces viste te resultará pequeño, y tu
cuerpo oscilará como la llama de la lámpara.
Si no te detienes, se te revelarán las formas de los hijos de Adán,
tras velos que se levantan y velos que flotan, sin que alaben a Dios
con jaculatoria peculiar suya, que tú conozcas al oiría; pero no te que-
des estupefacto por ello, y verás entre aquellas formas de los hijos de
Adán tu propia forma y por ella conocerás el estado místico en que
entonces te encuentras... (1).
Si tampoco te detienes, perderás la conciencia, primero, de los se-
res todos y, después, de ti mismo [24]; luego, te desvanecerás y, des-
pués, desfallecerás y, al fin, te anonadarás en El; pero cuando estos
efectos del éxtasis hayan llegado en ti al máximum de su intensidad,
volverás a tu ser positivo y al sentimiento de tu presencia y a la visión
de Dios en todas las cosas; mas, en seguida, Dios te privará de nuevo
de la conciencia de tu propio ser... para retornar luego a recorrer tu
camino espiritual y a percibir bajo sus peculiares y distintas formas
todo lo que con tus ojos vieres, hasta que, o vuelvas a tu mundo sensi-
ble, concreto y terreno, o te quedes, impedido de volver, allí donde es-
tabas cuando caíste en éxtasis...
El que permanece en esa su meta que alcanzó, allí se queda ya
(1) Suprimo los tres grados siguientes.