Page 455 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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444        Parte III.—Textos: Anwar, 24, 25, 26
        mientras no vuelva en sí, pues los hay que mueren en aquella morada
        mística, como Abuocal (1) y otros, a quienes la muerte los sorprende
        en tal estado y en el mismo estado resucitarán. Pero también los hay
        que retornan. Estos son más perfectos que aquéllos, pero supuesta la
        semejanza de grado místico entre ambos:  el que vuelve y  el que no
        vuelve;  si este último ocupaba,  al caer en  el  éxtasis, un grado de
        perfección superior al grado del que vuelve, claro es que no puede de-
        cirse del que vuelve que sea más perfecto que el que no vuelve; por
        eso hemos puesto por condición la semejanza de grado entre ambos.
        Mas, supuesta esa semejanza, es evidente que el que vuelve del éxtasis,
        aun ocupando un grado inferior al del que no vuelve, sigue viviendo y
        puede llegar a alcanzar el grado de perfección de aquél y hasta supe-
        rarle en  el acercamiento hacia Dios, en su elevación gradual, en sus
        comunicaciones y coloquios con El.
          Los que vuelven son de dos clases: unos vuelven al estado de con-
        ciencia, pero respecto de  sí mismos tan sólo. Tal  el que acabamos
        de [25] mencionar. Ese tal es el contemplativo, que retorna del trance
        extático para perfeccionar su alma, pero sin seguir ya el camino ascé-
        tico que hasta entonces recorrió. Hay otros que, además, vuelven al
        mundo, para dirigir y guiar a las gentes con su palabra. Tal es el sa-
        bio, el heredero de los profetas. Pero no todos los sabios y todos los
        herederos de los profetas ocupan el mismo grado; aunque tengan de
        común unos y otros la condición de llamar a las gentes hacia Dios,
        difieren entre sí en cuanto al mérito..., según como realizan su misión
        de llamar a los hombres hacia Dios. Los que la realizan en la lengua
        de Moisés, de Jesús, de Sem, de Noé, de Isaac, de Ismael, de Enoc, de
        Abraham, de José, de Aarón y de los demás profetas, son los sufíes,
        místicos de estados espirituales transitorios, comparados con nuestros
        señores o jefes de la jerarquía mística. Otros invitan a los hombres

          (1)  Cfr. Asín, La psicología según Mohidin Abcnarabi,  op.  cit.,  144. Su
        nombre, Abuocal,  significa  "el de  los espasmos" o  "el  del estupor", porque
        según refiere Abenarabi (Fotuhat,  I, 324) de este místico magrebí, permaneció
        ya toda su vida en estado de demencia extática, desde que el trance le sobre-
        vino, hasta que murió,  cuatro años después.
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