Page 456 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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El retorno del éxtasis.— El santo y el profeta  445
       hacia Dios en la lengua ele Mahoma. Estos son los malamíes (1), mís-
       ticos de estados espirituales permanentes y de realidades esotéricas. A
       su vez, éstos invitan a las almas hacia Dios desde varias puertas: unos
       lo hacen desde la puerta del anonadamiento, que se basa en la reali-
       dad de la servidumbre (2) de la criatura al Creador, según aquellas
       palabras del Alcorán (XIX, 10): "Yo te creé, cuando no eras nada";
       otros lo hacen desde la puerta de la mera aspiración a la servidumbre,
       que se basa en el desprecio o abatimiento de sí mismo y en reconocer-
       se pobre y miserable; otros lo hacen desde la puerta de la aspiración a
       las virtudes que imitan la misericordia divina o su justicia, o bien los
       atributos esenciales a Dios. Esta última es la puerta más elevada y
       noble.
          Has de saber también que la profecía y la santidad convienen entre
                       a
       sí en tres cosas [26]:  1.  , en poseer la ciencia sin adquirirla mediante
                a
       el estudio; 2.  , en realizar con la sola intención cosas que en el curso
       ordinario de la naturaleza no se realizan sino con  el cuerpo o cosas
                                      a
       que el cuerpo carece de poder para realizar; 3.  , en ver con los ojos
       del cuerpo las cosas que pertenecen al mundo de la fantasía. Tan sólo
       difieren entre sí el profeta y el santo en la naturaleza de la revelación
       que ambos reciben de Dios, la cual es distinta en uno y otro (3). Ni
       pienses tampoco que la ascensión de los santos por  la escala de  la
       perfección sea igual que la de los profetas. No es así, en efecto, la
       cosa, porque la escala dicha exige ciertos requisitos para que el alma
       se eleve por sus sucesivos peldaños, y si los reunieran del mismo modo
       el santo y  el profeta, ambos poseerían la misma perfección, lo cual,
       a nuestro juicio, no sucede, aunque ambos a dos tengan que pasar por
       los mismos estados fundamentales, que son las moradas, pues la as-

         (1)  Cfr. Risalat al-cods, §  2. Item, supra, parte segunda,  III,  140,  e ¡n-
       fra, VII: Fotuhat,  III, 44.
         (2)  Con  este término "servidumbre" (¿p^c)  significan  los sufíes  el
       cumplimiento exacto de los votos y preceptos religiosos,  la conformidad plena
       con el divino beneplácito y la paciencia en las adversidades.
         (3)  Quiere decir que la del profeta es ley religiosa cuyo cumplimiento obli-
       ga, mientras que la que  el santo recibe no es de esa naturaleza.
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