Page 506 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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El amor es irracional      495
       mos que se realice  el objeto de nuestro amor, entonces, en virtud de
       esa tendencia de nuestra alma, espiritualizaremos esa cosa, elevándola
       hasta la imaginación, revistiéndola  allí de una hermosura superior a
       la suya propia y dotándola de una presencia tal, que ya no quepa per-
       derla por la ausencia o la fuga, y de este modo  el amante no dejará
       jamás de estar unido con la cosa que ame.
         Dije  antes que  el amor hace perder  la  razón;  por eso  se ha
       dicho que
                    No hay bondad en  el amor
                    Si la razón  lo gobierna.
         O como otros dicen:
                    Es tan grande el imperio
                    Del amor sobre  el alma,
                    Que al de la razón misma
                    Subyuga y anonada.
         Y dicen esto, solamente porque la razón impone un orden al sujeto
       que la posee; mientras que el amor cuenta entre sus efectos el extravío
       y la perplejidad del sujeto. Ahora bien, la perplejidad es la negación de
       la razón, porque la razón coordina tus inclinaciones, así como la per-
       plejidad las dispersa y desordena. Y como el amante está subyugado
       por lo que ama, no le quedará ya autonomía alguna, sino que se verá
       sometido a hacer lo que le permita u ordene el amor, rey absoluto que
       se ha hecho dueño de su corazón.
          Uno de los síntomas de ese extravío mental, propio del amor, es que
       el amante se ilusiona creyendo que su amado ha de parecer hermoso
       a todas las personas que lo conozcan y que todas han de ver en él las
       perfecciones mismas que  el amante cree ver, en su estupefacción. Y
       por eso es vulgar el proverbio: "Hermoso es, a los ojos de todos, aquel
        a quien tú amas." Es decir: tú, oh amante, te haces la ilusión de que
        todos cuantos vean a tu amado lo han de encontrar hermoso, como tú
        lo encuentras.
          Otro de los síntomas de ese extravío mental del amante es que
       anda siempre perplejo, acerca de los medios con los cuales cree que
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