Page 516 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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Cualidades del que ama a Dios  505
       la ciencia infusa sobrenatural tiene respecto de la discursiva, para Abe-
       narabi.
          Es irresponsable de las ofensas que infiere.
          He aquí la explicación de esta cualidad  (II, 473,  1.  a  8 inf.)  : "Caracte-
       rizase el amante por ser, como la bestia irracional, irresponsable de sus
       ofensas. Se cuenta que un golondrino solicitaba y requería de amores a
       una golondrina, dentro de la cúpula de Salomón, hijo de David, mientras
       éste se encontraba  allí mismo y oyó que la decía: "Es tanto  lo que te
       amo, que si me dijeras que arruinase esta cúpula encima de Salomón, lo
       haría sin vacilar." Salomón entonces  lo llamó y  le dijo: "¿Qué es eso
       que te he oído?" Y dijo el golondrino: "¡Oh, Salomón!, no te impacientes,
       pues el que ama, usa un lenguaje que sólo el que está loco emplea; y como
       yo amo a esa hembra, por eso la dije lo que has oído. Los apasionados
       no pueden ser reprendidos por causa alguna, puesto que hablan la len-
       gua del amor, no la lengua de la ciencia y de  la razón." Rióse a esto
       Salomón, y tuvo compasión del pájaro y no lo castigó. Aquí, pues, tene-
       mos una ofensa o pecado que Dios considera como exento de culpabili-
       dad y que por ello lo deja impune y no lo castiga. Y de la misma mane-
       ra, todos los aparentes desórdenes, cometidos por el que ama a Dios, e
       hijos de la familiaridad de su amor y de la sinceridad de su cariño, no
        pueden serle imputados, porque se deben a la influencia del amor, y el
       amor anula la razón y Dios no castiga más que a los seres racionales,
       pero en modo alguno a los amantes, que están en cárcel de amor y sub-
       yugados bajo  el imperio de éste. ¡Entérate!"
          Su amor no es capaz de aumento porque el Amado le trate bien, ni
       es susceptible de disminución porque le trate con dureza.
                  a
          Cfr.  II, 474,  1.  7: "No se cumple este fenómeno más que en aquel
       amante que ama a Dios por su esencia, es decir, porque contempla a
       Dios que se le manifiesta en cuanto hermoso; de aquí que ni la bondad
       del Amado acreciente su amor, ni lo disminuyan las desgracias, al revés
        de lo que ocurre cuando  el amor nace de los beneficios y favores del
       Amado, pues entonces admite aumento y disminución, por ser amor pro-
       ducido por una causa [extraña al Amado]. Decía una mística que ama-
       ba a Dios:
                    "Aunque pedazos me hicieras,
                    Amarte más no podría."
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