Page 520 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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Cualidades del que ama a Dios  509
       familiaridad [con el Amado, que parece incompatible con la condición de
       esclavo]."  (II, 476,  1.", 8.°)
          Está siempre lleno de turbación.
         "La causa de esta turbación es que ignora  el estado de ánimo de su
       amado, ni sabe en qué relación se encuentra respecto de  él. Cuando su
       Amado es Dios, claro es que no puede ignorar esto, porque la ley reli-
       giosa, que le ha dado, se lo enseña. Pero aun entonces,  le queda en su
       alma otra turbación, por causa de los secretos que Dios le ha comunicado
       y los favores que le ha concedido. Desearía el amante hacer a Dios ama-
       ble a sus criaturas todas, hasta conseguir que todas tuviesen un mismo
       deseo y un solo corazón para amar a Dios; mas él sabe que esto no le
       sería posible, sin divulgar entre ellas los secretos de su Amado, porque
       los corazones de los hombres nacen inclinados por instinto al amor de
       los dones, regalos y favores. Por otro lado, no sabe  si esa divulgación
       agradará o no a su Amado. Y de aquí nace la turbación de los que aman
       a Dios."  (II, 476,  1."  13.)
         Falto de todo equilibrio mental.
         "El amante está fuera de todo lo que sea mesura; no puede hacer los
       tanteos mentales y esfuerzos de razonamiento que la filosofía denomina
       reflexión madura, porque el amante carece de la facultad de razonar para
       dirigirse a sí propio en la vida práctica. Una sola cosa sueña, una sola
       le preocupa:  el recuerdo de su Amado, que llega hasta saturar su ima-
                     a
       ginación..."  (II, 476,  1.  21.)
         Por eso afirma que él es su mismo Amado.
         "Porque ansia aniquilarse en El, y por eso no lo ve ya como algo dis-
       tinto de sí mismo. Uno de estos amantes de Dios decía: "Soy yo quien
       amo—Y a quien amo yo." Ese era el grado místico de Abuyezid El Bis-
       tami."  (II, 476,  1.  a  2.* inf.)  (1).
         Abrumado y abatido, jamás le dice a su Amado ¿pcfl- qué has hecho
       esto? ni ¿por qué has hecho aquello?:
         "El amante ve que su Amado es quien  le rige y gobierna a su albe-

        (1)  Sobre El Bistami (^ 261  h.), fundador  del sufismo persa panteísta,
       cfr. Massignon, Essai, 243.
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