Page 519 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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508 Parte III.—Textos: Fotuhat, II, 456, 457, 476
No cabe exigirle educación en su trato.
"Porque sólo cabe exigir esto a quien tenga uso de razón; mas el
amante está trastornado, ha perdido la cabeza y no tiene autonomía; por
eso no puede ser reprendido por las acciones que ejecuta." (II, 475).
Está despojado de toda cualidad y nadie conoce cuál sea su nom-
bre.
"El amante no tiene cualidad alguna propia que le determine en con-
creto, porque él es tal y como quiere su Amado que sea. Sus cualidades,
pues, son las que desea su Amado, y esas cualidades nadie las conoce."
a
(II, 475, 1. 10). "Como que la esclavitud es esencial al amante, de aquí
que carezca de nombre propio, fuera del que quiera imponerle su Ama-
a
do." (II, 475, 1. 16.)
Parece que está distraído y no lo está.
"Llámase a esto estupefacción y letargo; no ocurre eso al amante,
sino cuando está tan absorto en el amor de su Amado, que acaba por
no ver a éste, aunque se le ponga delante, y no conocer su voz, aunque le
dirija la palabra, a pesar de que sus ojos lo miran. Es, pues, como el
abstraído en sí mismo; y esto se debe a la locura de amor que sufre."
a
(II, 475, 1. 7 inf.)
No distingue la unión con su Amado de la separación o fuga de
éste.
"Porque está ocupado en contemplar en su conciencia a su Amado
constantemente, o bien porque le pasa lo que dice el poeta:
"La noche en que a mi lado la contemplo
Es igual que la noche en que está ausente:
Tanto me quejo de la noche larga,
Cuanto me quejo de la noche breve."
De modo que este amante se queja igual en los dos casos, porque en
ambos [presencia y ausencia del Amado] sufre un perenne suplicio. En
cambio a nosotros nos ocurre el fenómeno primero: nuestro espíritu no
se ocupa en otro objeto, que en el Amado, única cosa que contemplamos
a
y conocemos." (II, 475, 1. 3 inf.)
Vive esclavizado en [457] la familiaridad.
"Es decir, que la pasión amorosa lo esclaviza y trata como a siervo
vil; pero al mismo tiempo, el amante encuentra en sí cierta confianza o