Page 521 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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510 Parte III.—Textos: Fotuhat, II, 457, 477
drío; y estima que no debe pedirle cuenta por ello; es más: que debe
aceptar lo que el Amado haga, y hasta poner en ello sus delicias. Y eso,
porque el amante vive consumido por el fuego del amor, que reduce a
pavesas todo cuanto en su corazón encuentra, que no sea su Amado..."
a
(II, 477, 1. 2.*)
Llega a perder la honra, porque sus más íntimos secretos se divul-
gan y sus mismos propósitos le hacen traición, no sabiendo guardar la
discreción conveniente.
"Aquel que sinceramente ama a Dios, dice:
"El que afirma que dentro de su pecho
Su amor ardiente guardará encerrado
Hasta el punto de hacer dudar a todos
Acerca de su amor, es un falsario.
Porque el imperio que sobre las almas
El amor tiene, es tan violento y rudo,
Que no es posible concebir siquiera
Que ni en parte lo vele el disimulo.
Si al varón precavido y avisado
Traición le hace su pasión secreta,
¿Cómo la ocultará el incauto joven
Si de su corazón se enseñorea?
Por eso envidio yo al enamorado
Que sagazmente denunciarse evita,
Sin despertar sospechas en las almas
Ni en los ojos de aquellos que le espían." (1).
El amor, en efecto, domina con tal persistencia al amante, que no
hay velo que no rasgue ni secreto que no divulgue: los suspiros se suce-
den sin interrupción; las lágrimas se deslizan constantemente; los miem-
bros todos denuncian la dolencia moral y los insomnios que el amante
padece; todos los estados de su alma exhalan el perfume de su amor;
si habla, es para pronunciar palabras ininteligibles; la paciencia le falta
para soportar tantas penas, como sin descanso le abruman, y tantas tris-
a
tezas como le agobian." (II, 477, 1. 10).
(1) He aquí la versión literal de la poesía anterior:
"Quien pretenda sostener que él ocultará su amor hasta hacer dudar de éste,
es un embustero.