Page 524 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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piosísinia, aunque otorgándonos [a la vez] fuerza [para soportar su
violencia]. Juro por Dios que si el amor que yo en mí siento cupiera
suponerlo en los cielos, se rasgarían [a su pesadumbre], y si en los
astros, ?e dispersarían [en el espacio], y si en los montes, se derrum-
barían. Así es como yo lo experimento, aunque Dios me ha dado [para
soportarlo] una parte de la energía propia de los herederos del Pro-
feta, príncipe de los [verdaderos] amantes de Dios (1). De este amor
divino yo veo en mí mismo fenómenos tan maravillosos, que no alcan-
zaría [458] a describirlos persona alguna.
El amor divino está en razón directa de la revelación [que de la
hermosura divina recibe el amante], y esta revelación es proporcional
al conocimiento [intuitivo que posea]. Por eso, todo aquel que se con-
sume, que se funde en la caridad, todo aquel en quien se manifiestan
al exterior los efectos del amor, es [víctima] del amor físico. El amor
de los místicos intuitivos no ejerce influjo alguno en lo exterior y vi-
sible, porque la ciencia intuitiva borra todos sus efectos, en virtud de
cierta misteriosa fuerza que posee y que sólo aquéllos conocen. El
amante intuitivo es un ser vivo que nunca muere; es un puro espíritu,
y la naturaleza física es incapaz de experimentar un amor, cuyo suje-
to es un espíritu puro. Su amor es algo divino, su pasión es cosa del
Señor, está inspirada por Aquel cuyo nombre es El Santo, y, en conse-
cuencia, es imposible que las palabras físicas, sensibles, influyan en
ese amor (2).
Demostración de esto: aquel [amante] que se fundió hasta conver-
tirse en agua, no habría sufrido esta transformación, si no hubiese te-
(1) No estoy seguro de haber entendido perfectamente este pasaje; en él
he supuesto que se alude al Profeta, porque los místicos son considerados como
herederos del Profeta; es, en verdad, extraño que no se precise más esta alu-
sión, mediante la acostumbrada doxología; pero la frase final no tendría ex-
plicación, si no se refiriese al Profeta, ya que en toda la cláusula no hay nom-
bre alguno, a quien pudiera atribuirse este epíteto: "príncipe de los amantes de
Dios".
(2) Literalmente: "Su amor es divino y su pasión es [cosa] del Señor,
ayudada por su nombre [de Dios] El Santo [o Exento] del influjo del lenguaje
sensible."
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