Page 164 - Drácula
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Drácula de Bram Stoker
su pastel en la barriga, me ha remojado con su floreciente tetera,
y que yo he encendido mi tabaco. Puede usted rascarme las
orejas todo lo que quiera, y no dejaré escapar ni un gruñido.
Comience a preguntarme. Ya sé a lo que viene: es por ese lobo
que se escapó.
—Exactamente. Quiero que usted me dé su punto de
vista sobre ello. Sólo dígame cómo sucedió, y cuando conozca
los hechos haré que me diga sus opiniones sobre la causa de
ellos, y cómo piensa que va a terminar todo el asunto.
—Muy bien, gobernador. Esto que le digo es casi toda la
historia. El lobo ese que llamábamos Bersicker era uno de los
tres grises que vinieron de Noruega para Jamrach, y que com
pramos hace cuatro años. Era un lobo bueno, tranquilo, que
nunca causó molestias de las que se pudiera hablar. Estoy ver
daderamente sorprendido de que haya sido él, entre todos los
animales, quien haya deseado irse de aquí. Pero ahí tiene, no
puede fiarse uno de los lobos, así como no puede uno fiarse de
las mujeres.
—¡No le haga caso, señor! —interrumpió la señora Bil
der, riéndose alegremente—. Este viejo ha estado cuidando
durante tanto tiempo a los animales, ¡que maldita sea si no es él
mismo como un lobo viejo! Pero todo lo dice sin mala intención.
—Bien, señor, habían pasado como dos horas después
de la comida, ayer, cuando escuché por primera vez el escánda
lo. Yo estaba haciendo una cama en la casa de los monos para
un joven puma que está enfermo; pero cuando escuché los gru
ñidos y aullidos vine inmediatamente a ver. Y ahí estaba Bersi
cker arañando como un loco los barrotes, como si quisiera salir.
No había mucha gente ese día, y cerca de él sólo había un
hombre, un tipo alto, delgado, con nariz aguileña y barba en
punta. Tenía una mirada dura y fría, y los ojos rojos, y a mí como
que me dio mala espina desde un principio, pues parecía que
era con él con quien estaban irritados los animales. Tenía guan
tes blancos de niño en las manos; señaló a los animales, y me
dijo:
"Guardián, estos lobos parecen estar irritados por algo.
"Tal vez es por usted —le dije yo, pues no me agrada
ban los aires que se daba.
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