Page 169 - Drácula
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Drácula de Bram Stoker
vientre en el suelo, lamiendo como un perro la sangre que había
caído de mi muñeca herida. Lo sujetamos con facilidad, y, para
sorpresa mía, se dejó llevar con bastante docilidad por los asis
tentes, repitiendo una y otra vez:
—¡La sangre es la vida! ¡La sangre es la vida!
No puedo permitirme perder sangre en la actualidad; ya
he perdido demasiada últimamente como para estar sano, ade
más de que la prolongada tensión de la enfermedad de Lucy y
sus horribles fases me están minando. Estoy muy irritado y can
sado, y necesito reposo, reposo, reposo. Afortunadamente, van
Helsing no me ha llamado, por lo que no necesito privarme esta
vez de dormir; no creo que podría prescindir de un buen descan
so esta noche.
Telegrama de van Helsing a Seward, en Carfax
(Enviado a Carfax, Sussex, ya que no mencionaba nin
gún condado; entregado con veintidós horas de retraso.)
17 de septiembre. No deje de estar hoy por la noche en
Hillingham. Si no observando todo el tiempo, visitando frecuen
temente y viendo que las flores estén colocadas; muy importan
te; no falle. Estaré con usted tan pronto como posible después
de llegada.
Del diario del doctor Seward
18 de septiembre. Acabo de tomar el tren para Londres.
La llegada del telegrama de van Helsing me llenó de ansiedad.
Una noche entera perdida, y por amarga experiencia sé lo que
puede suceder en una noche. Por supuesto que es posible que
todo esté bien, pero, ¿qué puede haber sucedido? Seguramente
que hay un horrible sino pendiendo sobre nosotros, que hace
que todo accidente posible nos frustre aquello que tratamos de
hacer. Me llevaré conmigo este cilindro, y entonces podré com
pletar mis apuntes en el fonógrafo de Lucy.
Memorando dejado por Lucy Westenra
17 de septiembre. Noche. Escribo esto y lo dejo para
que lo vean, de manera que nadie pueda verse en problemas
por mi causa. Este es un registro exacto de lo que sucedió hoy
por la noche. Siento que estoy muriendo de debilidad y apenas
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